Hoy inauguramos una nueva sección dentro de esta ventana del Monasterio de S. José de las Batuecas: Nuestros Venerables.
En ella iremos desgranando la vida de los principales monjes que vivieron entre estas paredes, aquellos que hicieron posible que nuestro Monasterio sea lo que es, que el espíritu de nuestra orden carmelitana – aquel que S. Juan de la Cruz y Sta. Teresa de Jesús soñaron para el mundo – se hiciese vida. Ellos son ejemplo para quienes tomamos su testigo, y para todos aquellos que desean hacer de la caridad el centro de sus vidas.
Y el primero de ellos es el Padre Tomás de Jesús, fundador de nuestro Monasterio.
P. TOMÁS DE JESÚS
(por Gonzalo Rodríguez L.)
Tomás Díaz Sánchez Dávila nace en Baeza ( Jaén) en 1564, de padres no muy ricos, pero nobles y piadosos. Estudió artes y Teología en Baeza. En 1583 comenzó la Jurisprudencia en Salamanca. Ya había concluido los estudios cuando, tras la lectura de las obras de Santa Teresa de Jesús, se decidió a tomar el Hábito del Carmen Descalzo. Hizo el noviciado en el convento de Valladolid. Profesó el 5 de Abril de 1587 en manos del P. Gracián, recibiendo el nombre de Fray Tomás de Jesús. Siendo todavía novicio le encargaron la redacción del primer ordinario que tuvo la Orden. Dos años después de su profesión fue destinado, como profesor de teología, al convento de Sevilla.
Su salud fue siempre delicada. Padecía frecuentes insomnios, pero los supo aprovechar bien. En ellos se dedicó a estudiar la historia antigua del Carmelo, la Regla primitiva, los orígenes orientales de la Orden. Estudiaba, pensaba y escribía, al mismo tiempo que procuraba captar el ambiente carmelitano de su tiempo.
En 1691 pasó al colegio carmelitano de Alcalá de Henares con los cargos de vice-rector y profesor de Teología.
Al venerable P. Tomás de Jesús le debe la Orden el ser el iniciador de los Santos Desiertos. Pero el P. Tomás no inventa ni innova. Recoge la historia, el espíritu, el ambiente… y organiza. Pone los medios para encauzar las justas aspiraciones de muchos religiosos de la reforma. Él mismo señala los motivos que le impulsaron a ocuparse de este genero de vida, y los primeros son: “El ser conforme a nuestra Regla y primera profesión; el haber muchos que lo desean en la religión; el ser medio para tener hombres de espíritu y oración”. A él debemos también las primeras Instrucciones de los Desiertos, que estuvieron en vigor con ligeras modificaciones hasta el año 1993.
Siendo provincial de Castilla la Vieja a los treinta y tres años, inicia la fundación del Santo Desierto de San José de Batuecas en 1599. En el año 1600 es elegido definidor general, y, al mismo tiempo, Vicario del Desierto. En 1604 el desierto pasa a ser priorato y el P. Tomás de Jesús se convierte en su primer prior, hasta 1607. Son 7 los años que el Padre vive en Batuecas, tiempo más que suficiente para dejar impresa en la comunidad eremítica su impronta personal, viva y ardiente, fogosa e iluminada. A él se debe la original disposición de los edificios y sobretodo, la sublime vida espiritual que con desusados bríos se comienza en el Desierto.
Desde Italia le escribe el P. Francisco del Santísimo Sacramento invitándole a las misiones y reprochándole su soledad. Un día celebrando la Santa Misa, el prior de Batuecas siente una vivísima luz difundiéndose por toda su alma: Dios le abrasa en la salvación de los hombres y mujeres que todavía no conocen a Cristo. Las misiones le llaman. En los primeros días de 1608 llega a Roma llamado por el papa Pablo V. Comienza su vida apostólica, lanzando al mundo lo que había atesorado en su soledad. A partir de ahora empieza su función en la congregación de Italia, las empresas misionales, sus grandes obras místicas, las fundaciones de Alemania y Flandes, los seminarios de Misiones….
Su gran amor a los que no conocían el Evangelio, le sugirió la idea de una congregación que se dedicase exclusivamente a la predicación de la fe cristiana, por medio de varones apostólicos convenientemente preparados para estos trabajos de evangelización. La congregación sería de Carmelitas descalzos de las provincias de España e Italia que se sintieran llamados a las misiones. Y tuvieran aptitudes para ello. El papa Paulo V aprobó esta congregación que se llamo de San Pablo en 1608. Los carmelitas que formaban parte de esta congregación tenía que formular un cuarto voto de ir a las misiones por toda la vida y un quinto de no procurar prelacías. Esta congregación no pudo ir adelante por ser contrarios los superiores de las dos congregaciones y a petición de éstos fue suprimida en 1613. Pero este intento de crear una nueva congregación no fue en vano. Pues de aquí se dio una gran iniciativa a los seminarios de misiones y a la creación de Propaganda Fide.
El P. Tomás de Jesús se agregó durante este período a la congregación de Italia. Se le asignó conventualidad en el convento de la Scala y aprovechó este tiempo para escribir diversas obras, estimulando el espíritu misionero de la Orden y de la Iglesia. Son obras de carácter espiritual, tratados de oración; cuenta asimismo diversos tratados de índole histórica, hagiográfica y bibliográfica.
Otra de las grandes gestas que realizó el P. Tomás de Jesús es la introducción de la reforma en Francia, Flandes y Alemania.
Sus último años los pasó en el convento de la Scala en Roma dedicado de lleno a la oración y al estudio con una salud ya muy precaria. La enfermedad avanzaba y quedó tan tullido que llegó a no valerse de ninguno de sus miembros. Llevó su enfermedad con alegría y serenidad admirables. El 24 de Mayo de 1627 expiraba dulcemente con grandes muestras de fervor.
Un padre antiguo escribe en una carta sobre el P. Tomás de Jesús que bien puede servirnos para hacer un breve resumen de tan fecunda vida:
Fue varón de grande prudencia y consejo, muy ejercitado en la teología mística, y en la oración y contemplación, como de los escritos que de estas materias nos dejó se infiere fácilmente. Vacaba a Dios continuamente, y hasta con los seglares con quienes trataba, con grande suavidad y sin que apenas se diesen cuneta, llevaba su conversación a cosas espirituales. Todo lo fiaba de la divina providencia, por lo cual nada le parecía difícil, y cuanto emprendía lo llevaba a feliz término. Nunca se rendía al trabajo, ni le arredraban las dificultades en el conseguimiento de lo que creía era de la mayor gloria de Dios y salvación de las almas. Eran varón en todo magnánimo. Devotísimo de San José. Fue guardador acérrimo de la pobreza en la fábrica de sus conventos, moblaje y vestido de los religiosos, proscribiendo todo lo curioso y superfluo. Sobre las demás virtudes, recomendaba la obediencia y la caridad fraterna. Gozaba de mucha paz interior, lo cual se transparentaba bien en su modestia y afabilidad suave y perenne.
No cabe duda pues que el P. Tomás ocupa un puesto sobresaliente entre los religiosos Carmelitas Descalzos por su virtud, su sabiduría y ciencia espiritual, y también por su celo apostólico en servicio de la Iglesia.
Sumido en sus fecundas y variadas actividades, no le abandona el recuerdo de Batuecas. Con especial predilección dedica a sus ermitaños los seis libros de “Contemplatione Divina”, ampliación metódica de sus enseñanzas en el Desierto, y frecuentemente habla de aquellos siete años en el yermo como de los más felices de su vida.
Mártires de la Caridad
Los inicios del Santo Desierto de San José de las Batuecas están abonados por la entrega fraterna y la caridad hasta entregar su vida a ejemplo del Maestro que dijo: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.
El año 1622 fue atacado de Tabardillo, un pastor que habitaba cerca del Desierto. La caridad de los religiosos no sufrió abandonarle en tan dura situación. Le trajeron al convento y le asistieron cuidadosamente. Pese a los cuidados murió el pastor; días después fueron cayendo enfermos, hasta entregar sus vidas, los cinco religiosos que más de cerca le habían asistido: fueron éstos el hermano Bernabé, que afeitó y aseó al pastor; el hermano José que lo velaba por las noches y le daba de comer; el P. Martín que lo cuidaba como enfermero; el P. Miguel que lo asistió espiritualmente; y el P. José, el médico, que ya enfermo atendió como pudo a sus hermanos contagiados.
Estimado Fr. Ramon de la Cruz:
Realmente para mi es una sorpresa cada que visito esta pagina porque en ella siempre el Señor me habla a traves de lo que usted publica en la misma.
Fue una sorpresa para muy grande al encontrar este nuevo apartado llamado «Nuestros Venerables», la vida de las personas santas a las cuales Dios las ha llamado a la vida monastica o Eremitica me agradan mucho, he leido y reeleido este articulo pequeño sobre el Padre Tomas de Jesús y me ha llenado de una santa ilusión, cada vez estoy mas convencido del llamado que Jesús Nuestro Padre me hace a la vida monastica.
Muchas Gracias Fr. Ramon de la Cruz por alimentar mi alma con todo lo que publica en esta pagina. Espero nunca deje de publicar pues yo se que Dios nos habla a muchos a traves de lo que usted publica en la misma.
Que Dios Nuestro Señor y Maria Santisima lo bendigan a usted y a la Comunidad de las Batuecas por la labor pastoral que hacen a través de esta pagina.
Reciba un Afectuoso abrazo y un cordial saludo de su amigo y hermano en Cristo Jesús
Enrique
HOLA padre ramon me alegro de poder contartar con usted despues de tanto tiempo de su salida de cuba ,aunque mi familia sabe de usted por mi primo hansel,pide ver por supuesto en fotos el lugar que tanto añoraba y es muy bonito,y como siempre su gran espiritualidad que llegaba a todos.este es mi correo en venezuela que trabajo como medico y estare un tiempo por aqui hasta terminar la mision .mi hermana sandra se pondra contenta cuando lo sepa buen un saludo y un abrazo cariñoso de su hija marena
Estimado Padre: Tengo en mi poder un manuscrito con el esquema de un sermón o conferencia que se impartió en Batuecas con fecha 15-10-1937 por Fray Esteban de S José (tío de mi familia). Estoy intentando hacer una breve semblanza de su vida y me gustaría que me dijera si es posible, con motivo de que fiesta impartió el tío la «Lección Teresiana» que así titula el manuscrito.
Agradeciendo su atención reciba un cordial saludo
Charo
Estimada Charo:
Desconozco el motivo por el cual su tío impartió dicho sermón. Sé que en ese año aún no vivían ahí los PP. Carmelitas, sino nuestras monjas Carmelitas Descalzas. Es posible que él dirigiera esta reflexión con motivo de alguna fiesta de Santa Teresa. Tal vez en el contendio de su reflexión se pueda ver a qué fiesta se refiere, pero sin conocerlo no podría decirle.
Un saludo afectuoso.
Fr. Ramón de la +
Muchísimas gracias, Padre, por su respuesta. El dato que me facilita es a tener en cuenta. Lastima no encontrar a algún fraile Carmelita que lo hubiera conocido, para que me contara algo de él. El tío (Fray Esteban de San José)era un fraile muy popular en el Convento de Plaza de España. Fue confesor del Cardenal Herrera Oria y un buen predicador. Y, creo entendido, tambièn un gran Carmelita.
Cordialmente agradecida
Charo