Potaje conventual

Una nueva entrega de Entre los pucheros. Que ustedes lo disfruten.

Potaje conventual

Las verduras y las legumbres son parte indispensable en nuestra mesa. Durante el invierno, una vez a la semana, este sencillo potaje aparece en nuestro refectorio haciendo las delicias de frailes y huéspedes. Cuando nuestro padre provincial nos visita en invierno le solemos obsequiar con este plato, al que añadimos en honor de su fraterna visita algo de espinacas y bacalao al final de la cocción. ¡¡¡¡¡Le dan un excelente sabor al potaje!!!!!

Ingredientes

  • 50 gr. de garbanzos por persona
  • 1 cebolla grande y 1 pequeña
  • 2 hojitas de laurel
  • 1 ajo
  • Medio repollo pequeño
  • 3 puerros
  • 6 zanahorias grandecitas
  • Pimentón
  • Harina
  • 1 vaso -de los de vino- de vino blanco
  • Perejil

Se dejan los garbanzos en remojo durante la noche. Cuando se vayan a hacer se les escurre el agua y se les añaden la cebolla pequeña  pelada y cortada en dos cascos, dos o tres dientes de ajo sin pelar, las zanahorias peladas y cortadas en trozos, los puerros pelados y cortados y el repollo bien lavado y cortado en trozos más bien finitos. Se le echan cuatro pastillas de caldo de carne o de pollo, o si se dispone de algún hueso de jamón. Se echa agua dos o tres dedos por encima de los garbanzos y se pone a hervir (en la olla a presión 20 minutos desde el momento en que la válvula empieza a girar). Mientras tanto se corta la otra cebolla en trozos más bien pequeños, se pone a pochar. Antes de que se poche se le añaden 4 dientes de ajos, se refríen junto con la cebolla unos cuatro minutos y se le añade el vino blanco, que se deja hervir otros cinco minutos. Se le añaden entonces dos cucharadas soperas bien colmadas de harina, se le da unas vueltas y se mezcla con dos cucharones de agua de hervir los garbanzos. Se deja hervir esta pasta unos cuatro minutos y se añade a los garbanzos removiendo bien. Se añade en este momento el perejil a gusto. Se deja hervir unos diez minutos y ya está listo.

Trucos:  Solemos hacer los garbanzos en día anterior a comerlos, pues aumenta el sabor de éstos. Si se les quiere echar la espinaca y el bacalao, se le añaden una vez abierta la olla a presión y antes de echar la pasta de cebolla y harina, y se deja cocer todo junto unos 15 minutos. Si gusta el picante se le puede poner al potaje una o dos guindillas ¡¡¡Ya verás la diferencia!!!

En Cuaresma

ceniza

Iniciamos el tiempo de Cuaresma. Un espacio litúrgico como éste tiene la función de sugerirnos, de hablar de alguna de nuestras dimensiones más profundas, de ayudarnos a conocernos mejor y de acercarnos más al Misterio divino.

La Cuaresma es, ante todo, un recorrido. Los seres humanos no hemos sido creados para vivir estancados, sino para caminar y conocer mejor a Dios mientras avanzamos. Así le sucedió a Israel cuando salió hacia la Tierra Prometida. El pueblo, en Egipto, no se conocía a sí mismo; la esclavitud les impedía saber quiénes eran ellos y quién era su Dios. Cuando se vive en esta ignorancia, se vive a medias y surge un sentimiento de insatisfacción. Ésta es la insatisfacción que nos lleva a ponernos en camino, como a Israel.

Hay un clamor profundo en todo ser humano por encontrar un sentido en la vida. Israel no lo encontraba en la esclavitud, y por eso clamó a Dios. La liberación de Egipto, como toda liberación, produce en principio una gran alegría. Pero la libertad verdadera no está sólo en una libertad política o social, o en hacer aquello que me dictan mis instintos. La libertad nace de conocer cuál es mi fin, mi destino. De ahí que sea tan importante que descubramos en la vida un horizonte que dé sentido a cada uno de nuestros pasos presentes. Sigue leyendo «En Cuaresma»

Textos monásticos de todos los tiempos: Las cuatro nobles verdades

Los monjes de todos lo tiempos se han adentrado en la experiencia común del Misterio divino. Aun perteneciendo a distintas tradiciones religiosas, tienen muchas cosas que les asemejan. La totalidad de su entrega, el descubrir que sólo hay una cosa necesaria: Dios, y la pedagogía que les dispone a la experiencia sagrada, constituyen un universo familiar para todos ellos.

A partir de ahora os iremos presentando diversos textos de esta rica tradición monástica milenaria, no tanto para leerlos y olvidarlos, sino para rumiarlos en la soledad, pues de ella surgieron.

LAS “CUATRO NOBLES VERDADES”

Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad del Dolor: el nacimiento es dolor, el desgaste es dolor, la enfermedad es dolor, la muerte es dolor. La presencia de los objetos que odiamos es dolor, la ausencia de los objetos que amamos es dolor; no conseguir lo que deseamos es dolor. En una palabra: el quíntuple apego a la existencia es dolor.

Esta, oh monjes, es la Noble Verdad de la causa del dolor: el anhelo, que lleva al renacimiento, acompañado de placer y concupiscencia, que encuentra aquí y allí su placer. [Este anhelo es triple], a saber: anhelo de placer, anhelo de existir, anhelo de prosperidad.

Esta, oh monjes, es la Noble Verdad de la Cesación del dolor: [cesa con] la cesación completa de este anhelo, una cesación que consiste en la ausencia de todas las pasiones; con el abandono de este anhelo, con la renuncia a él, con la liberación con respecto a él, con la destrucción del deseo.

Esta es, oh monjes, la Noble Verdad del Sendero que lleva a la cesación del dolor, el noble Sendero óctuple, es decir, la Recta Creencia, Recta Aspiración, Recta Habla, Recta Conducta, Rectos Medios de vida, Recto Esfuerzo, Recta Memoria, Recta Meditación…

Y cuando el venerable hubo fundado el Reino de la Verdad [al proponer las cuatro Nobles Verdades], los devas que habitaban en la tierra gritaron: “ En verdad el Venerable ha fundado en Benarés, en el parque del ciervo Isipatana, el reino supremo de la verdad, al que no se opondrán ni un samana ni un brahmana ni un deva ni Mara ni Brama ni ser alguno de este mundo.

Mahavagga 1,619-22 y 30

[Foto: reflexiones en Angkorwat, de atwose]

Chulas

Una nueva receta de nuestra cocina conventual.

Chulas

Cuando tengo poco tiempo y celebramos alguna fiesta litúrgica que merece un postre sencillo y delicioso, preparo las chulas; estas tortillas dulces harán las delicias de viejos y jóvenes, aparte de ser muy nutritivas y sanas. Si se las quiere decorar un poco un adorno de nata o un chorrito de chocolate ligero le dan un toque fantástico.

Ingredientes

  • 1 vaso y medio de leche
  • 2 huevos
  • 250 gr. de harina
  • sal
  • 100 gr. de azúcar
  • canela al gusto

Se baten los huevos y se mezclan con la leche templada. Se va añadiendo poco a poco la harina sin dejar de mover hasta que queda una pasta fina. Se le añade una cucharadita de sal. Se calienta bien el aceite y con una cuchara grande se va echando la pasta en la sartén. Una vez que las chulas están doradas se sacan y se ponen sobre papel absorbente. Se espolvorean con azúcar y canela. ¡Mejor comerlas calientes y recién hechas!

Textos monásticos de todos los tiempos: Akârânga-sûtra

kalpa

Los monjes de todos lo tiempos se han adentrado en la experiencia común del Misterio divino. Aun perteneciendo a distintas tradiciones religiosas, tienen muchas cosas que les asemejan. La totalidad de su entrega, el descubrir que sólo hay una cosa necesaria: Dios, y la pedagogía que les dispone a la experiencia sagrada, constituyen un universo familiar para todos ellos.

A partir de ahora os iremos presentando diversos textos de esta rica tradición monástica milenaria, no tanto para leerlos y olvidarlos, sino para rumiarlos en la soledad, pues de ella surgieron.

LA ASCESIS DE MAHAVIRA

No se quitó sus vestidos durante un año y un mes. Pasado este tiempo, el Venerable, despojándose de sus ropas, anduvo desnudo, renunciando al mundo y sin hogar…

Renunciando a la compañía de sus familiares, se puso a meditar. Le preguntaban y no daba respuesta. Avanzó sin transgredir el sendero justo…

Fue golpeado por palos y herido por pecadores…

Durante más de dos años llevó una vida religiosa sin probar el agua fresca. Anduvo solitario, guardó su cuerpo, logró la intuición y permaneció en calma…

Como un elefante en la primera línea de combate, así resultó victorioso Mahavira. A veces no llegaba a entrar en una aldea de Ladha.

Cuando el que estaba libre de sus deseos se acercaba a la aldea, los habitantes le recibían en las afueras y le atacaban, diciendo “ Márchate de aquí”.
Era golpeado entonces con palo, puño, lanza; le tiraban una fruta, un terrón, un cascote. Golpeándole una y otra vez, mucho gritaban.

Cuando al fin se sentaba, sin mover su cuerpo, ellos desgarraban su carne, le mesaban los cabellos, causándole dolor, o lo cubrían de polvo.

Lo arrojaban a lo alto y lo dejaban caer, o le perturbaban cuando adoptaba sus posturas religiosas. Abandonado todo cuidado de su cuerpo, el Venerable se humillaba y soportaba el dolor, libre del deseo…

Desentendiéndose de las impresiones de los sentidos, el Brahmana peregrinaba siempre, hablando apenas. A veces el Venerable se ponía a meditar bajo la sombra en la estación fría.

En verano se exponía al calor, se sentaba en cuclillas bajo el sol. Vivía de alimentos crudos, arroz, yuyuba machacada y habas.

Con estas tres cosas se sustentó el Venerable durante ocho meses. A veces el venerable se pasaba sin beber medio mes y hasta un mes entero…

Akârânga-sûtra 18.

Empanada gallega

empanada

Empanada Gallega

Esta receta la introdujo en el menú conventual un hermano oriundo de esa tierra, que la había aprendido de su abuela. La solemos tomar como cena en algunas grandes solemnidades. Es un buen plato único o si es invierno, acompañado de una sopa ligera y bien caliente.

Ingredientes

* Masa:

  • 800 gr. de harina
  • 100 gr. de levadura
  • 2 huevos
  • 1 vaso de los de agua con leche templada
  • 1 vaso de agua templada

* Relleno:

  • 1 lata de atún (800 gr)
  • 2 cebollas grandecitas
  • 5 dientes de ajo
  • 3 pimientos de lata
  • 2 cucharones de tomate de lata

Encima de una mesa de mármol o acero inoxidable bien limpia se echa la harina en forma de montaña haciéndole un hueco en el centro. Se echan los dos huevos enteros, la levadura bien extendida, dos cucharaditas (de las de café) de sal y dos cucharadas soperas de aceite fino. Se juntan la leche y el agua templadas y se echa un poco junto a todos los ingredientes mencionados y se comienza a amasar. A medida que lo vaya necesitando se sigue echando poco a poco todo el liquido y se amasa durante unos diez minutos enérgicamente. De un buen amasado saldrá una buena empanada. Después de amasada, se introduce en un bol o en cualquier otro recipiente espolvoreado de harina y se cubre con un paño limpio. Si la temperatura de la cocina es baja conviene meterlo en el horno apagado, previamente calentado a unos 50º (es importante apagarlo antes de meter la masa, de lo contrario se estropeará); esto no es necesario si la temperatura de la cocina es norma o superior a 18º. Se deja crecer la masa de dos a tres horas. En este tiempo debe de haber doblado su tamaño.

Mientras crece la masa preparamos el relleno. Se pela y se trocea la cebolla, que se pone en la sartén a pochar con el aceite que necesite. A mitad del proceso se le añade el ajo bien picado. Antes que la cebolla empiece a dorarse se le añaden dos cucharones de tomate de lata. Cuando la cebolla está doradita, se le añade el pimiento cortado en cuadraditos o en finas tiras y el atún, previamente escurrido de su aceite. Se envuelve todo bien y se deja enfriar antes de rellenar la masa.

Cuando la masa ya ha subido lo suficiente, se vuelve a amasar otros diez minutos para quitarle el aire, se hace una bola y se corta en dos mitades. Con ayuda del rodillo o de una botella se estira haciendo un rectángulo o la forma que nos pida la bandeja en la que la vamos a poner. Se unta de mantequilla la bandeja y ponemos esta primera capa de masa teniendo cuidado que sobresalga masa de la bandeja para que después nos sea más fácil cerrar la empanada. Se rellena con lo preparado anteriormente y se estira el resto de la masa, se cubre y con ayuda de un tenedor se van cerrando los laterales pinchando bien para que no se abran al cocer. Se hace un agujero en el centro de la empanada a modo de chimenea, se unta con huevo la superficie y se mete al horno previamente calentado a 180º. Se tiene una hora en el horno teniendo cuidado que no se queme la parte de arriba ni la de abajo, por lo que depende del horno habrá que cambiarla de nivel, a saber, la primera media hora en la parte de abajo y la segunda más hacia la mitad, bajando un poco la temperatura del horno si es preciso.

Textos monásticos de todos los tiempos: Leyes de Manu

Los monjes de todos lo tiempos se han adentrado en la experiencia común del Misterio divino. Aun perteneciendo a distintas tradiciones religiosas, tienen muchas cosas que les asemejan. La totalidad de su entrega, el descubrir que sólo hay una cosa necesaria: Dios, y la pedagogía que les dispone a la experiencia sagrada, constituyen un universo familiar para todos ellos.

A partir de ahora os iremos presentando diversos textos de esta rica tradición monástica milenaria, no tanto para leerlos y olvidarlos, sino para rumiarlos en la soledad, pues de ella surgieron.

Después de estudiar los Vedas conforme a las normas, después de engendrar hijos conforme a la ley sagrada y después de ofrecer sacrificios conforme a su capacidad, debe dirigir su espíritu a [alcanzar] la liberación final…

Partiendo de su casa provisto de todos los medios de purificación, que camine en absoluto silencio y sin prestar atención alguna a todo lo que se le ofrezca que sea capaz de distraerle.

Que camine siempre en soledad, sin compañía, a fin de alcanzar [la liberación final], plenamente convencido de que el solitario que ni abandona ni es abandonado obtiene el fin que busca.

No poseerá fuego ni morada y habrá de acudir a las aldeas en demanda de su alimento, se mostrará indiferente a todo, firme en su propósito, meditando y concentrando su pensamiento en Brahman…

No deseará la muerte ni deseará la vida. Esperará que le llegue el momento designado, como un criado espera el pago de su salario…

Puestas sus delicias en lo que se refiere al âtman, sentado, independiente, enteramente privado de todo gozo sensual, con sólo su propia compañía, vivirá en este mundo deseando la bienaventuranza…

Dominando sus sentidos, destruyendo el amor y el odio, absteniéndose de causar daño a las criaturas, se hará digno de la inmortalidad.

Leyes de Manu 6

[Foto: Santo amarillo, de Heart Industry]

Crema de calabacín

cremacalabacin

Hoy comenzamos una nueva sección dentro de esta pequeña ventana del Monasterio: Entre los pucheros. Queremos compartir con vosotros nuestra vida en Batuecas, y la cocina es parte de ella. Por eso, poco a poco iremos desgranando algunas de las recetas de cocina que nuestro hermano utiliza en el día a día. Nuestra cocina es sencilla, pero sabrosa y nutritiva, acorde a la vida en pobreza que tratamos de vivir. Estamos convencidos que es algo práctico que satisface a todos.

Y es que, como decía nuestra santa madre Teresa de Jesús, entre los pucheros anda Dios.

CREMA DE CALABACÍN

Durante la temporada de verano, nuestra huerta produce unos magníficos calabacines que destinamos a diferentes platos, entre ellos hacemos esta deliciosa crema, que después congelamos y conservamos para todo el año. Es una receta muy sencilla y queda una crema deliciosa.

Ingredientes

  • 4 calabacines medianos
  • 1 cebolla grande o dos medianas.
  • 4 cucharadas colmadas de aceite
  • 4 dientes de ajo
  • 1 vaso de agua
  • 5 quesitos

Se pelan las cebollas y se cortan en trozos medianos. Se echan en la cazuela junto con las cucharadas de aceite. Mientras la cebolla se pocha a fuego suave, se pelan los dientes de ajo que se cortan en pequeños trozos y se añade a la cebolla. Se pelan también los calabacines y se cortan en pequeños trozos. Una vez pochada la cebolla se añaden los calabacines y se sala al gusto. Se deja cocer unos 20 minutos (depende de la clase de calabacín), y se añade el vaso de agua. Cuando los calabacines estén bien blandos se quita algo de agua si parece que es mucha (depende del espesor que se le quiera dar a la crema), y se reserva esta agua por si hiciera falta al final. Se pasa el contenido de la olla por la batidora hasta que quede una crema fina y se sirve enseguida.

¡¡¡Y que aproveche!!!

Nuestros Venerables: P. Valentín de S. José

P. VALENTÍN DE SAN JOSÉ
(por Gonzalo Rodríguez L.)

Nace en Castilfalé (León). De padres profundamente cristianos que supieron hacer de su casa una Iglesia doméstica, de la que naturalmente brotaron abundantes vocaciones entre sus hijos. De la etapa infantil del P. Valentín poco sabemos. Quizá por influjo de dos de sus hermanos mayores que habían ingresado en el Carmelo teresiano, ingresó a los trece años en el colegio preparatorio de Medina del Campo. Su madre acababa de fallecer recientemente.

Tomó el hábito en Segovia en 1913, e hizo su primera profesión en 1914. En 1917 hará la profesión solemne en Ávila. En esta ceremonia predicará su hermano, Eusebio del Niño Jesús, que morirá mártir en la guerra civil, y hoy día recientemente beatificado.

Es destinado a Cuba para evitar el servicio militar, y es allí donde se prepara para el sacerdocio, formado por su propio hermano. Llegado el momento recibe la Ordenación sacerdotal en Cienfuegos (Cuba)

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