Los monjes de todos lo tiempos se han adentrado en la experiencia común del Misterio divino. Aun perteneciendo a distintas tradiciones religiosas, tienen muchas cosas que les asemejan. La totalidad de su entrega, el descubrir que sólo hay una cosa necesaria: Dios, y la pedagogía que les dispone a la experiencia sagrada, constituyen un universo familiar para todos ellos.
A partir de ahora os iremos presentando diversos textos de esta rica tradición monástica milenaria, no tanto para leerlos y olvidarlos, sino para rumiarlos en la soledad, pues de ella surgieron.
LA “RECTA MEDITACIÓN”
¿ Y qué es la recta meditación? Aquí
1) un monje libre de pasiones y malos pensamientos alcance el primer trance del gozo y el placer, que va acompañado de razonamiento e investigación, y que surge del retiro, y en él permanece.
2) Al cesar el razonamiento y la investigación, en un estado de serenidad interior, con su mente fija en un solo punto, alcanza el segundo trance del gozo y el placer, que surge de la concentración, y que está libre del razonamiento y la investigación, y en él permanece.
3) Con ecuanimidad e indiferencia con respecto al gozo, permanece atento y dueño de si, y en su cuerpo experimenta el placer que los nobles llaman “morada con ecuanimidad, atenta y feliz”, y alcanza el tercer trance y en él permanece.
4) Desechando el placer y el dolor, e incluso antes de que desaparezca el júbilo y la depresión, alcanza el cuarto trance, en que no hay ni placer ni dolor, y que lleva consigo la pureza de la memoria y de la ecuanimidad, y en él permanece. A esto, monjes, se llama Recta Meditación.
Samyutta-nikâya 5,8.
[Foto: Buddhist monk, de echiner1]