Diversidad de metáforas monacales (II)


(El autor de este trabajo es Juan Yennis, carmelita de alma. Vive en San Antonio, Texas. Su inquietud por la espiritualidad del Carmelo y por el tema del Desierto carmelitano le han llevado a reflexionar sobre estos temas)

Diversidad de metáforas monacales (II)

II. La metáfora nupcial en el monacato

Los últimos exponentes creativos de esta milenaria tradición cristiana, y su cúspide, fueron Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Para estos místicos carmelitas el símbolo principal de la persona contemplativa es una enamorada que debe superar una serie de etapas espirituales tendientes a la unión final con su amado. La figura de la comunión perfecta entre el místico y Dios es, por tanto, el matrimonio espiritual. San Juan de la Cruz incluso relee toda la historia de la salvación desde el símbolo nupcial. Esto queda evidenciado sobretodo en sus Romances. En ese grupo de poemas, que abren con el diálogo inefable de la Trinidad y cierran con el nacimiento de Jesús, el santo identifica la figura del matrimonio místico como el secreto de la cosmogonía: Dios ha creado el cosmos todo, y sobretodo a las personas, como a una novia, para que se divinice por la unión amorosa con El.

El misticismo nupcial, pues, entraña una de las mediaciones metafóricas más complejas y ricas de las que configuran estilos monacales e identidades espirituales monásticas. Digo que es una de las más ricas no sólo por su profundidad en distintas escuelas contemplativas dentro de la Iglesia, sino también porque no es privativa del cristianismo. Encontramos formas de misticismo nupcial en musulmanes de la tradición sufí tan representativos como Rabia al Basri y Rumi. Entre las religiones de la India hay muchos ejemplos en los que también resulta sorprendente la cercanía tanto en la forma literaria y en la opción de símbolos y tropos poéticos como en las descripciones de estados anímicos. Uno de los clásicos de la literatura espiritual de esa tradición, el texto en sánscrito Gita Govinda, se conoce también como el “Cantar de los cantares hindú”, gracias a su parentesco literario y místico con el texto bíblico y con su tradición hermenéutica.

Dentro de las mismas escuelas espirituales en las que lo contemplativo se centra en la figura nupcial, han tenido cabida también otras figuras nada cercanas al lenguaje erótico-místico, que no obstante han sido comparablemente seminales. Es muy significativo el hecho de que, aunque Thomas Merton fue un gran estudioso de su predecesor cisterciense San Bernardo, no se vinculó personalmente a la tradición del misticismo nupcial que Bernardo epitomiza. Esto es análogo a lo que se da en la herencia espiritual carmelitana. Aunque es innegable que la metáfora del matrimonio místico está en el núcleo de la vivencia teresiana y sanjuanista, sus respectivos sistemas incluyen muchas otras metáforas, capaces de articular por sí mismas senderos vocacionales completos, tal es la riqueza del patrimonio espiritual del Carmelo. En San Juan de la Cruz, las figuras de la noche, el ascenso al monte santo, el pájaro solitario, el vaciamiento de sí y la desnudez configuran, con relativa independencia del Cantar de los cantares, toda una ciencia ascético-mística. A la tradición de los Cantares corresponden más inequívocamente el Cántico Espiritual y Llama de Amor Viva. Estos tratados y los poemas de los que se derivan llevan ésta vertiente a su momento más alto en la historia de la espiritualidad cristiana. Subida del Monte Carmelo, Noche Oscura, y parte de los escritos breves y misceláneos desarrollan una espiritualidad que corresponde a la vía negativa. Sabemos que en esta dimensión sanjuanista la dinámica unitiva amada-amado no está ausente. De esto da testimonio el mismo poema “Noche” que estructura los tratados largos, con su progresión de la oscuridad de las primeras estrofas a un acercamiento cada vez más nítido del amado hacia el final. Sin embargo, el conjunto Subida-Noche es mucho más sobrio respecto a las expresiones amatorias.

——————

Entradas anteriores relacionadas:

——————

[Foto: Cantar de los cantares, de So Different *]

2 comentarios sobre “Diversidad de metáforas monacales (II)

  1. Si nos centramos en nuestra vida actual, algunos autores consideran que la metáfora nupcial ha dejado de ser operante,no produce los mismos efectos que en tiempo de nuestros místicos.En general es importante darse cuenta de que lo que nos interesa de la poesía ó de la literatura mística, no es tanto la experiencia concreta y temporal del místico, sino lo que ella puede ayudarnos a encender nuestro corazón en deseo de entrega a Dios.
    En especial san Juan de la Cruz nos avisará mucho de dos cosas muy importantes:no ímaginar, no quedarnos pues en ninguna metáfora, pues eso nos ata, y nos impide ir hacia dónde no sabemos…y también nos mueve siempre a la acción, a los hechos:no se trata de pasarnos la vida leyendo libros de contemplación, acudiendo a sitios silenciosos, practicando todo tipo de técnicas…sino de algo tan sencillo cómo pasar a la acción:entregarnos a Dios en la Iglesia, que es Su Cuerpo, entregarnos con todo nuestro ser, con pasión…»el alma que quiere que Dios se le entrega toda se ha de entregar toda sin dejar nada»sjc…ahí nos dice San Juan de la Cruz, esta el secreto de todo, es esa entrega en sencillez la que nos lleva a Dios…y todos los místicos nos dicen que la realidad vivida supera mucho, muchísimo cualquier metáfora..en realidad esa es la invitación que nos hace el Señor:déjate amar YA por mi, déjate hacer muy feliz..

Los comentarios están cerrados.