GRACIA DEL DOMINGO DE RAMOS

Nuestro Padre Jesús de la Victoria1. El día de Ramos, acabando de comulgar, quedé con gran suspensión, de manera que aun no podía pasar la forma, y teniéndomela en la boca, verdaderamente me pareció, cuando torné un poco en mí, que toda la boca se me había henchido de sangre. Y parecíame estar también el rostro y toda yo cubierta de ella, como que entonces acabara de derramarla el Señor. Me parece estaba caliente, y era excesiva la suavidad que entonces sentía, y díjome el Señor: Hija, yo quiero que mi sangre te aproveche, y no hayas miedo que te falte mi misericordia. Yo lo derramé con muchos dolores, y gózaslo tú con gran deleite, como ves; bien te pago el convite que me hacías este día.

2. Esto dijo porque ha más de treinta años que yo comulgaba este día, si podía, y procuraba aparejar mi alma para hospedar al Señor; porque me parecía mucha la crueldad que hicieron los judíos, después de tan gran recibimiento, dejarle ir a comer tan lejos; y hacía yo cuenta de que se quedase conmigo y harto en mala posada, según ahora veo. Y así hacía unas consideraciones bobas, y debíalas admitir el Señor; porque ésta es de las visiones que yo tengo por muy ciertas; y así para la comunión me ha quedado aprovechamiento.

Santa Teresa CC

LOS MALOS OLORES

Dice san Juan de la Cruz que “de gozarse en olores suaves le nace asco de los pobres, que es contra la doctrina de Cristo, enemistad a la servidumbre, poco rendimiento de corazón en las cosas humildes e insensibilidad espiritual, por lo menos según la proporción de su apetito” (3S 25,4)

Cuando uno se encuentra al lado de algún mendigo, de los muchos que pululan hoy por nuestras calles puede experimentar esto que dice el Santo, y que el tanto había vivido cuando ayudaba a curar a enfermos contagiosos en Medina.

Hay una espiritualidad refinada que habla mucho de un amor abstracto; de esas personas que creen que aman a Dios porque no aman a nadie. Que aman a Dios pero sienten asco de los pobres, que les gustan las buenas mesas, la educación refinada y los buenos modos. Son esas personas que se emocionan cuando leen el relato de la Transfiguración, pero se quedan como están cuando leen que Jesús se hacía acompañar por los cobradores de impuestos, las prostitutas, los pecadores y los publicanos, la gente peor vista de su sociedad.

Pero todavía hay otra forma “de gozarse en los olores suaves”, que son esos espirituales que no soportan el pecado del otro, que prefiere estar entre los que piensan como él y buscar su compañía, que no soportan que otros interrumpan su silencio porque interrumpen su oración. Esos que sólo ven pecados hasta en las virtudes del otro y hasta parece que se duelan que otros tengan virtudes. Esos que están siempre buscando herejías y heterodoxias, y parece que son los únicos depositarios de la verdad de Dios. Estos tampoco soportan los malos olores que dice el Santo

Por eso el santo no deja de advertirnos que de todo esto “nace la ira, la discordia y falta de caridad con los prójimos y pobres, como tuvo con Lázaro aquel Epulón que comía cada día espléndidamente” (3S 25,5) Y al contrario, quien tiene limpio el corazón “en todas las cosas halla noticia de Dios gozosa y gustosa, casta, pura, espiritual, alegre y amorosa” (3S 26, 6)

EL P. PRÓSPERO DEL ESPÍRITU SANTO: ERMITAÑO Y MISIONERO (II)

   Dibujo realizado por el P. Próspero que representa el Monte Carmelo y Haifa

 Es curioso que como buen riojano le gusta y dice que ha tomado siempre vino, pero comenta que: “el agua de la fuente de de Elías y cisternas del Carmelo da más fuerza y salud que los mejores vinos”. Así es, ya que todos los que vienen y enferman es a causa de este vino. A los dos años de haberse asentado, corren peligro al morir el Emir de Sidón que era su defensor. Se refugian en Acre, pero Próspero no se siente seguro, se embarca para Roma y quiere que el General le destine a un convento tranquilo. En Malta tiene una visión que le induce a hacer un voto de volver aunque le cueste la vida. A su regreso, Próspero va convirtiendo a la fe cristiana con el posterior bautismo a varios musulmanes y el Emir en persona le consulta sus proyectos y le pide oraciones. Todo esto no le hace apartarse de la oración ya que sabe compaginar muy bien las dos actitudes. En cuaresma se retira a lo más profundo y escondido de la selva del Carmelo. Su vida va tocando a su fin y en 1652 pierde el sentido por tres días y sufre la peste de la que se repone y a partir del verano de 1653 empeora y sufre una apoplejía de la que ya no puede recuperarse. Poco a poco la llama impetuosa que recibió de Elías al que tanto acudía en sus dificultades se convierte en un pabilo vacilante que se apaga en la tarde del 20-11-1653 cuando este portentoso riojano tenía 70 años. Sus últimas palabras antes de encontrarse con su querida Madre del Carmen a la que tanto debía y mostraba una gran devoción fueron estas: “Cúmplase la adorada voluntad de mi Señor y mi Dios”. Este es el testimonio de un auténtico misionero al que no se le puso nada por delante con tal de llevar acabo lo que fue el sueño siempre querido del Carmelo Descalzo, el inicio de una nueva etapa en la historia de las misiones y el ideal y meta de toda su vida: recuperar el Monte Carmelo y poder dar de nuevo culto a la Reina y Hermosura del Carmelo en su propia casa. No sólo fue un gran misionero sino que también supo vivir y disfrutar de la vida de retiro, silencio, trabajo y oración del Desierto Carmelitano. Primero en Varazze durante dos años y más tarde en la cuna del Carmelo, en las mismas cuevas que moraron nuestros santos padres del Monte Carmelo. Gracias al P. Próspero los carmelitas descalzos tenemos la gran suerte de poder habitar en el mismo lugar en que se dieron los primeros pasos del Carmelo. Si miramos al Monte Carmelo vemos al P. Próspero haciendo vida el ideal de nuestra Madre Teresa de Jesús: “Marta y María han de andar juntas para hospedar al Señor y tenerle siempre consigo”. No se puede separar la acción de la contemplación, una lleva a la otra y viceversa. El carmelita descalzo tiene que saber meterse en las cuevas y selvas del Monte Carmelo para encontrarse en intimidad con “aquel que sabemos nos ama” y acoger y anunciar su Palabra a todos los que le rodean. Esto es precisamente lo que el P. Próspero hizo en su vida. Próspero del Espíritu Santo pasó del palomar de Desierto de Varazze al del Monte Carmelo y en el silencio supo descubrir la llamada de Dios a la misión. Gracias a su experiencia vivida en el Desierto de Varazze y en el Monte Carmelo Próspero del Espíritu Santo emprendió un vuelo que muchos han querido seguir: unir en sus vidas el Desierto y la misión.

Fray Rafael Pascual Elías ocd

INSTRUCCIÓN para los Desiertos de la Orden de los Carmelitas Descalzos: DECRETO – Capítulos 2 al 4 (y IV)

CAPÍTULO II: CONSTITUCIÓN Y ESTRUCTURA DEL DESIERTO (y IV)

6. Constitución del Desierto
Las Provincias o las Conferencias de los Superiores pueden constituir en sus respectivos territorios casas eremíticas, previa autorización del Prepósito General con el consentimiento del Definitorio. El mismo Definitorio puede erigir casas eremíticas sujetas inmediatamente a él, según el número 147 de nuestras Constituciones.
La casa eremítica dependerá del Superior Provincial, a norma de nuestras leyes y de este estatuto particular. A él corresponde procurar el bien del Desierto, destinar al mismo religiosos idóneos y realizar la visita pastoral.
Si la casa eremítica presta su servicio a varias Provincias, podrá ponerse bajo la dependencia de la Conferencia de Superiores, con el consentimiento del Definitorio (39). En este caso pertenecerá al Presidente de la Conferencia poner los actos que en los Desiertos provinciales corresponden al Superior Provincial, y en lugar del Consejo provincial, actuará la misma Conferencia de Superiores para el Desierto puesto bajo su dependencia.

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EL P. PRÓSPERO DEL ESPÍRITU SANTO: ERMITAÑO Y MISIONERO (I)

 Martín  Garaizabal Jiménez  nace en un pueblo cercano a la capital de La Rioja: Nalda y el 17 de junio de 1583 es bautizado en la iglesia de su pueblo natal. Conocemos  poco de su infancia y juventud a excepción de que estudió en el colegio de los jesuitas de Logroño y de alguna travesura de niño con un primo suyo y que su madre lo ofreció en limosna a un franciscano, signo providencial de su futura consagración religiosa.

No sabemos cómo, pero aparece en 1607 como novicio carmelita descalzo en Roma y cambia su nombre por el de Próspero del Espíritu Santo. Va a tener dos maestros de novicios que toman una importancia capital en la historia del Carmelo Descalzo: Juan de Jesús María (el Calagurritano) y Domingo de Jesús María (Ruzola). Hace su profesión religiosa el 1-11-1608 en el convento romano de La Scala. Hay que anotar que es el mismo día en que el P. Tomás de Jesús, fundador de los Desiertos en la Orden y  que además fue quien fundó este Desierto de San José de las Batuecas, pasa a formar parte de la Congregación italiana. Sus destinos son Palermo y Nápoles (1608-1618) antes de acudir al Desierto carmelitano de Varazze cerca de Génova. Es aquí, en este retiro espiritual, donde le nace la idea de volver a habitar las vacías ermitas del Monte Carmelo. Cuando mejor se encuentra en la paz y oración del Desierto, sin esperarlo, recibe una carta del General en la que le envía a las misiones de Oriente. Son apenas dos años los que vive como ermitaño del Desierto de Varazze. Es suficiente para enamorarse de la vida del Desierto. Si por el fuera no hubiera salido en su vida del Desierto. Surge en él la lucha entre el Desierto y la misión y por ello sueña con recuperar el Monte Carmelo. De momento tiene que dejar el Desierto y encaminarse a la misión.

Se pone rumbo a Persia, a la misión de Ispahán, en lo que hoy es Irán. Allí será elegido superior y testigo en 1621 de los primeros mártires de los cuales nos dejará un completo testimonio por escrito. Hace un gran apostolado entre las gentes de aquel lugar y no faltarán persecuciones. Ante la precaria situación que vive la comunidad deciden que Próspero vaya a Roma y exponga la situación. Convence a sus superiores para fundar en Alepo como ayuda en el camino hacia Oriente. También sugiere la recuperación del Monte Carmelo. Consigue que se funde en Alepo y desde allí prepara la restauración del Monte Carmelo.

Por fin y con una inmensa alegría comunica al General que el 30 de abril de 1633 se inaugura de manera oficial la vida de comunidad al estilo de los desiertos y noviciados. Su sueño se ha cumplido. Puede vivir en el Monte Carmelo al estilo de los Desiertos pero no por ello olvida ni rechaza la vida de misión entre las gentes que viven en las cercanías del Santo Monte. El Emir Tarabei pide la renta anual para que puedan permanecer en estos territorios.