Cuando el alma descalza se arrodilla en silencio ante el Misterio, empieza a oírse un suave susurro una brisa cálida, una presencia creciente que vuelve melodía todo lo que toca.
Cuando el alma descalza se arrodilla en silencio ante el Misterio, empieza a oírse un suave susurro una brisa cálida, una presencia creciente que vuelve melodía todo lo que toca.