Icono de la Transfiguración: Para el oratorio del monasterio de San José de las Batuecas – segunda parte

Los colores que se han usado, se limitan a tres. El rojo, el amarillo y el azul, los colores primarios, de los cuales salen en combinación todos los colores de la luz (blanco). Tanto el blanco como el azul son colores simbólicos de virginidad y pureza. El rojo oscuro del monte Tabor y el ocre amarillo del fondo de la imagen, son pigmentos minerales del valle de las Batuecas, extraídos de las rocas. El rojo es el mismo de las pinturas rupestres que se encuentran bordeando el río Batuecas.


En la mano izquierda de Jesús hay un pergamino enrollado en forma de la espiral de Arquímedes. Es uno de los símbolos más antiguos y se encuentra en todos los continentes, habiendo jugado un papel fundamental en el simbolismo desde su aparición en el arte megalítico. Parece que en muchos lugares representaba el ciclo «nacimiento-muerte-renacimiento» así como al sol, que se creía seguía ese mismo ciclo, naciendo cada mañana, muriendo cada noche y renaciendo a la mañana siguiente.
El rollo, a la vez que simboliza las escrituras, actúa como un cetro.

Los colores son de pigmentos minerales en una emulsión de yema de huevo y vinagre, representando el alma y la Pasión. Por tradición el icono es una ofrenda comunitaria, por eso no se firma.
Los colores recuerdan el efecto de una vidriera, que a su turno, tuvo un efecto sobre San Juan de la Cruz, que tan profundamente asoció a ellas el alma.