En mi interior me inculcas Sabiduría


En mi interior me inculcas Sabiduría” (Sal 50,8). Con este versículo he venido orando en este día. El salmo 50 se lee en la oración de la mañana. Es el primero que se reza, y siempre había tenido para mí, y creo que es el sentir de la liturgia, un sentido penitencial, de arrepentimiento, propio de este día. Pero me sorprendí al descubrir en el interior del salmo esta convicción: “en mi interior me inculcas Sabiduría”. El Dios que me conoce, que me perdona, porque reconoce mi corazón humilde y arrepentido, es el que no se queda en lo exterior, no está frente a mí como juez. Es el que desde dentro me inculca Sabiduría. Entendí que el corazón arrepentido, no es el que se queda encerrado en su culpa, para pedir constantemente perdón, sino el que descubre la grandeza de Dios. Vi claro que cuando se vive vació de sí y olvidado de su propia justificación, uno se siente liberado, capaz de descubrir desde su interior una Sabiduría que bien se sabe viene de Dios, y le lleva a obrar movido por su Espíritu y no por un arrepentimiento autosuficiente.

F.Brändle“