Las sendas del Señor son misericordia y lealtad

“Las sendas del Señor son misericordia y lealtad” (Sal 24,10). En un salmo tan bello como éste me quedé con este versículo para vivirlo en la oración. Al repetirlo una y otra vez me fui abriendo la conciencia a la presencia de Dios, que se hacía cercano, llegando a mí, no por elevados conceptos, o por grandes consideraciones sino por lo que revelaba mejor su realidad: la misericordia y la lealtad. Que Dios es misericordioso, no me era difícil descubrirlo, pero que Dios es leal, sabiendo que es así, no siempre lo he vivido en toda su grandeza. La lealtad de Dios va más allá de mi pobreza en la respuesta a su amor. Sentirle leal en su venir hasta mí, me llenaba de una seguridad que no me podían dar mis pobres fuerzas. El está siempre ahí a mi lado, a nuestro lado. Asegurándonos que así es como Él se revela, en su lealtad. La advertencia amorosa de Dios se hacía concreta y cercana. Podía confiar en Él.

F. Brändle