La Hierba de San Juan

La Hierba de San Juan 
(Hypericum perforatum L.)

Larguirucha y espigada, y con flores pequeñitas de un amarillo chillón la hierba de San Juan crece y se entremezcla entre los rosales del jardín del convento. Vista de pasada es una planta más bien vulgar y muy posiblemente la pesadilla de muchos jardineros. 
Hay quienes dicen que su nombre es en honor a San Juan Evangelista, pues florece alrededor de la festividad del mismo, el 24 de junio, mientras que otros atribuyen su nombre a la Orden de los Caballeros de San Juan pues era la hierba preferida para el tratamiento de heridas durante las cruzadas.


En el pasado se creía que alejaba a los malos espíritus y las casas se decoraban con sus flores durante el día de San Juan, y no es muy difícil imaginar el por qué de las supersticiones, sus pequeñas hojas crecen formando cientos de pequeñas cruces, y la salvia que riega las flores es de un color rojo brillante.

Los extractos comercializados de hierba de San Juan (también conocida como hipérico) se popularizaron para el tratamiento de depresión, y especialmente para el tratamiento del Trastorno Afectivo estacional, y es que parece que esas flores amarillas chillonas comprimen en sus pétalos hasta el último rayo de sol. Entre los herboristas es más favorecida para el tratamiento de infecciones virales como el herpes y por sus efectos calmantes en nervios inflamados (como por ejemplo en casos de ciática) especialmente en forma de preparado de aceite 

Para elaborar el aceite de hierba de San Juan debemos utilizar flores frescas, siendo el capullo sin abrir la parte más concentrada y preferible para la preparación. Llenaremos un frasco con las flores troceadas hasta la mitad aproximadamente, y luego lo llenaremos hasta arriba con aceite de oliva (es importante dejar el menor espacio posible con la tapa para evitar la oxidación). Dejaremos el frasco en un lugar a oscuras durante seis semanas, tras las cuales filtraremos las flores. El aceite lo aplicaremos de manera tópica para aliviar dolores musculares o de articulaciones. Este aceite es muy sensible a la luz por lo que hay que mantenerlo en un lugar a oscuras. 

Vista de pasada es una hierba más, sin embargo aquí en este desierto, la lupa del silencio pone a cada pieza de la creación bajo una distinta mirada, la del amor con la que fue creada.

Elsa

Manzanas festivas asadas

manzanas

MANZANAS FESTIVAS ASADAS

Cuando el P. Matías (q.e.p.d) empezó a hacerse mayor, recordó al Padre Prior que había una santa costumbre que consistía en dar una manzana asada a los frailes mayores como complemento en las cenas de ayuno. La receta que ofrecemos aquí es una variante de las manzanas asadas un poco más elaborada.

Ingredientes

  • 1 manzana grande por persona
  • 1 cucharada de azúcar por manzana
  • 1 bolita de mantequilla por manzana
  • Un buen chorro de vino de misa o dulce
  • Pasas
  • Membrillo

Primero se lavan bien las manzanas y se secan. Se les quita en corazón pero sin desfondarlas. Conviene, con la punta de un cuchillo, hacer una pequeña incisión alrededor de la manzana hacia el centro para que no revienten.

Mezclamos el membrillo con las pasas e introducimos la pasta resultante en el interior de las manzanas. Se espolvorea con azúcar; se les echa un buen chorro de vino dulce, y se pone encima la bolita de mantequilla. Se meten al horno a 180º y después de media hora se pinchan y, si están blanditas, ya están hechas. Si se las quiere un poco más adornadas se les puede poner una bolita de nata encima, después de frías. ¡¡¡Les dará un toque pintoresco!!!

Compota de manzanas

Compota de manzanas

Se trata de un postre muy económico, rico y saludable que agradecen hasta los estómagos más delicados. Solemos hacerlo durante la cuaresma para aprovechar las manzanas de la huerta demasiado pequeñas o que corren el peligro de estropearse. ¡Es un buen postre para la cena del Domingo!

Ingredientes

  • 2 kgr. de manzanas reinetas
  • 1 rama de canela
  • 8 cucharadas soperas de azúcar

Hay que pelar las manzanas y cortarlas en cuatro partes, quitándoles el corazón y después cortar cada parte por la mitad. Se ponen en el cazo donde se van a hacer y se espolvorean bien con el azúcar. Se añade la rama de canela y después se ponen a fuego no muy fuerte. Habrá que moverlas de vez en cuando para tener cuidado de que no se peguen. Se tienen en el fuego hasta que estén bien blandas (20-25 minutos, depende de las manzanas). Saben mejor dejándolas enfriar y reposar un rato (lástima que hoy no sea domingo 😀 ).

Potaje conventual

Una nueva entrega de Entre los pucheros. Que ustedes lo disfruten.

Potaje conventual

Las verduras y las legumbres son parte indispensable en nuestra mesa. Durante el invierno, una vez a la semana, este sencillo potaje aparece en nuestro refectorio haciendo las delicias de frailes y huéspedes. Cuando nuestro padre provincial nos visita en invierno le solemos obsequiar con este plato, al que añadimos en honor de su fraterna visita algo de espinacas y bacalao al final de la cocción. ¡¡¡¡¡Le dan un excelente sabor al potaje!!!!!

Ingredientes

  • 50 gr. de garbanzos por persona
  • 1 cebolla grande y 1 pequeña
  • 2 hojitas de laurel
  • 1 ajo
  • Medio repollo pequeño
  • 3 puerros
  • 6 zanahorias grandecitas
  • Pimentón
  • Harina
  • 1 vaso -de los de vino- de vino blanco
  • Perejil

Se dejan los garbanzos en remojo durante la noche. Cuando se vayan a hacer se les escurre el agua y se les añaden la cebolla pequeña  pelada y cortada en dos cascos, dos o tres dientes de ajo sin pelar, las zanahorias peladas y cortadas en trozos, los puerros pelados y cortados y el repollo bien lavado y cortado en trozos más bien finitos. Se le echan cuatro pastillas de caldo de carne o de pollo, o si se dispone de algún hueso de jamón. Se echa agua dos o tres dedos por encima de los garbanzos y se pone a hervir (en la olla a presión 20 minutos desde el momento en que la válvula empieza a girar). Mientras tanto se corta la otra cebolla en trozos más bien pequeños, se pone a pochar. Antes de que se poche se le añaden 4 dientes de ajos, se refríen junto con la cebolla unos cuatro minutos y se le añade el vino blanco, que se deja hervir otros cinco minutos. Se le añaden entonces dos cucharadas soperas bien colmadas de harina, se le da unas vueltas y se mezcla con dos cucharones de agua de hervir los garbanzos. Se deja hervir esta pasta unos cuatro minutos y se añade a los garbanzos removiendo bien. Se añade en este momento el perejil a gusto. Se deja hervir unos diez minutos y ya está listo.

Trucos:  Solemos hacer los garbanzos en día anterior a comerlos, pues aumenta el sabor de éstos. Si se les quiere echar la espinaca y el bacalao, se le añaden una vez abierta la olla a presión y antes de echar la pasta de cebolla y harina, y se deja cocer todo junto unos 15 minutos. Si gusta el picante se le puede poner al potaje una o dos guindillas ¡¡¡Ya verás la diferencia!!!

Chulas

Una nueva receta de nuestra cocina conventual.

Chulas

Cuando tengo poco tiempo y celebramos alguna fiesta litúrgica que merece un postre sencillo y delicioso, preparo las chulas; estas tortillas dulces harán las delicias de viejos y jóvenes, aparte de ser muy nutritivas y sanas. Si se las quiere decorar un poco un adorno de nata o un chorrito de chocolate ligero le dan un toque fantástico.

Ingredientes

  • 1 vaso y medio de leche
  • 2 huevos
  • 250 gr. de harina
  • sal
  • 100 gr. de azúcar
  • canela al gusto

Se baten los huevos y se mezclan con la leche templada. Se va añadiendo poco a poco la harina sin dejar de mover hasta que queda una pasta fina. Se le añade una cucharadita de sal. Se calienta bien el aceite y con una cuchara grande se va echando la pasta en la sartén. Una vez que las chulas están doradas se sacan y se ponen sobre papel absorbente. Se espolvorean con azúcar y canela. ¡Mejor comerlas calientes y recién hechas!

Empanada gallega

empanada

Empanada Gallega

Esta receta la introdujo en el menú conventual un hermano oriundo de esa tierra, que la había aprendido de su abuela. La solemos tomar como cena en algunas grandes solemnidades. Es un buen plato único o si es invierno, acompañado de una sopa ligera y bien caliente.

Ingredientes

* Masa:

  • 800 gr. de harina
  • 100 gr. de levadura
  • 2 huevos
  • 1 vaso de los de agua con leche templada
  • 1 vaso de agua templada

* Relleno:

  • 1 lata de atún (800 gr)
  • 2 cebollas grandecitas
  • 5 dientes de ajo
  • 3 pimientos de lata
  • 2 cucharones de tomate de lata

Encima de una mesa de mármol o acero inoxidable bien limpia se echa la harina en forma de montaña haciéndole un hueco en el centro. Se echan los dos huevos enteros, la levadura bien extendida, dos cucharaditas (de las de café) de sal y dos cucharadas soperas de aceite fino. Se juntan la leche y el agua templadas y se echa un poco junto a todos los ingredientes mencionados y se comienza a amasar. A medida que lo vaya necesitando se sigue echando poco a poco todo el liquido y se amasa durante unos diez minutos enérgicamente. De un buen amasado saldrá una buena empanada. Después de amasada, se introduce en un bol o en cualquier otro recipiente espolvoreado de harina y se cubre con un paño limpio. Si la temperatura de la cocina es baja conviene meterlo en el horno apagado, previamente calentado a unos 50º (es importante apagarlo antes de meter la masa, de lo contrario se estropeará); esto no es necesario si la temperatura de la cocina es norma o superior a 18º. Se deja crecer la masa de dos a tres horas. En este tiempo debe de haber doblado su tamaño.

Mientras crece la masa preparamos el relleno. Se pela y se trocea la cebolla, que se pone en la sartén a pochar con el aceite que necesite. A mitad del proceso se le añade el ajo bien picado. Antes que la cebolla empiece a dorarse se le añaden dos cucharones de tomate de lata. Cuando la cebolla está doradita, se le añade el pimiento cortado en cuadraditos o en finas tiras y el atún, previamente escurrido de su aceite. Se envuelve todo bien y se deja enfriar antes de rellenar la masa.

Cuando la masa ya ha subido lo suficiente, se vuelve a amasar otros diez minutos para quitarle el aire, se hace una bola y se corta en dos mitades. Con ayuda del rodillo o de una botella se estira haciendo un rectángulo o la forma que nos pida la bandeja en la que la vamos a poner. Se unta de mantequilla la bandeja y ponemos esta primera capa de masa teniendo cuidado que sobresalga masa de la bandeja para que después nos sea más fácil cerrar la empanada. Se rellena con lo preparado anteriormente y se estira el resto de la masa, se cubre y con ayuda de un tenedor se van cerrando los laterales pinchando bien para que no se abran al cocer. Se hace un agujero en el centro de la empanada a modo de chimenea, se unta con huevo la superficie y se mete al horno previamente calentado a 180º. Se tiene una hora en el horno teniendo cuidado que no se queme la parte de arriba ni la de abajo, por lo que depende del horno habrá que cambiarla de nivel, a saber, la primera media hora en la parte de abajo y la segunda más hacia la mitad, bajando un poco la temperatura del horno si es preciso.

Crema de calabacín

cremacalabacin

Hoy comenzamos una nueva sección dentro de esta pequeña ventana del Monasterio: Entre los pucheros. Queremos compartir con vosotros nuestra vida en Batuecas, y la cocina es parte de ella. Por eso, poco a poco iremos desgranando algunas de las recetas de cocina que nuestro hermano utiliza en el día a día. Nuestra cocina es sencilla, pero sabrosa y nutritiva, acorde a la vida en pobreza que tratamos de vivir. Estamos convencidos que es algo práctico que satisface a todos.

Y es que, como decía nuestra santa madre Teresa de Jesús, entre los pucheros anda Dios.

CREMA DE CALABACÍN

Durante la temporada de verano, nuestra huerta produce unos magníficos calabacines que destinamos a diferentes platos, entre ellos hacemos esta deliciosa crema, que después congelamos y conservamos para todo el año. Es una receta muy sencilla y queda una crema deliciosa.

Ingredientes

  • 4 calabacines medianos
  • 1 cebolla grande o dos medianas.
  • 4 cucharadas colmadas de aceite
  • 4 dientes de ajo
  • 1 vaso de agua
  • 5 quesitos

Se pelan las cebollas y se cortan en trozos medianos. Se echan en la cazuela junto con las cucharadas de aceite. Mientras la cebolla se pocha a fuego suave, se pelan los dientes de ajo que se cortan en pequeños trozos y se añade a la cebolla. Se pelan también los calabacines y se cortan en pequeños trozos. Una vez pochada la cebolla se añaden los calabacines y se sala al gusto. Se deja cocer unos 20 minutos (depende de la clase de calabacín), y se añade el vaso de agua. Cuando los calabacines estén bien blandos se quita algo de agua si parece que es mucha (depende del espesor que se le quiera dar a la crema), y se reserva esta agua por si hiciera falta al final. Se pasa el contenido de la olla por la batidora hasta que quede una crema fina y se sirve enseguida.

¡¡¡Y que aproveche!!!