
Categoría: Tiempo litúrgico
Humildad Encarnada

Sin esperarlo, buscando para vivir mi oración alguna frase de los salmos que leemos en Vísperas que pudiera recogerme y ayudarme en mi “atención amorosa” tal y como me enseña San Juan de la Cruz, han resonado con fuerza estas frases del salmo 131: “Levántate, Señor, ven a tu mansión, ven con el arca de tu poder”. Sin duda el salmista estaba suplicando al Señor, poniendo a David por intercesor, para que continuara el esplendor del culto en el templo; “que tus sacerdotes se vistan de gala, que tus fieles vitoreen”, muy fácilmente en el momento de entronizar un nuevo rey. No me detuve en esas consideraciones históricas, tan valiosas para entender los salmos. Mi pensamiento se volvió hacia la fiesta que pronto celebraremos: La Asunción de María. Fui intuyendo que ese Señor al que se suplicaba era nuestro Dios, el de Nuestro Señor Jesucristo, que despertando en la conciencia de los hombres, vendría a su verdadera mansión: la humanidad. Y lo que me recogió sorprendentemente es que esa “arca de su poder”, era la misma Virgen que asciende al cielo. El poder de su humildad es el que se desvela en la definitiva “arca de la Alianza”: María.
Ella, en su humildad suma, era toda para Dios, toda para nosotros, toda para la creación. Así en esa total entrega llegaba a ser elevada al cielo y constituida Señora de todo lo creado. Eso se hizo mi petición y deseo, que al celebrar este año la fiesta de la Asunción, pudiera gritar con el salmista: “Levántate, Señor, ven a tu mansión, ven con el arca de tu poder”, suplicando así que nuestra humanidad despertara, se hiciera consciente, al celebrar esta fiesta que Dios estaba en medio de nosotros, y lo hacía con el “arca de su poder”, la humildad encarnada en María, elevada al cielo.
F. Brändle
Eucaristía

El misterio que celebramos, el Dios escondido en el vivo pan de la Eucaristía, en Batuecas lo celebramos con una procesión no común, pues el Santísimo Sacramento lo llevamos hasta la ermita que lleva su nombre para allí hacer unos momentos de adoración. Esta ermita se construyó para ello, y en recuerdo a lo que pudo ser en el pasado en este día hacemos la procesión hasta este lugar y allí, en la ladera del monte, sentimos muy cerca la creación con todas sus criaturas. El camino es forzoso hacerlo en medio de la naturaleza, de modo que se hacen elocuentes las palabras de Juan de la Cruz en uno de sus poemas. “Aquí (en la Eucaristía), se está llamando a las criaturas y de esta agua se hartan aunque a oscuras”. Esta hermosa experiencia la reflejó muy bien nuestro Papa Francisco en su encíclica “Laudato si” cuando escribió: “En el colmo del misterio de la Encarnación, quiso llegar a nuestra intimidad a través de un pedazo de materia. No desde arriba, sino desde adentro, para que en nuestro propio mundo pudiéramos encontrarlo a Él. En la Eucaristía ya está realizada la plenitud, y es el centro vital del universo, el foco desbordante de amor y de vida inagotable. Unido al Hijo encarnado, presente en la Eucaristía, todo el cosmos da gracias a Dios… La Eucaristía une el cielo y la tierra, abraza y penetra todo lo creado. En el Pan eucarístico, la creación está orientada hacia la divinización…” (Laudato si, n.236). El misterio eucarístico que celebramos gozosos en este día, nos ayuda a contemplar la creación entera surgiendo de él y viviendo de él. El sagrario donde lo veneramos no es una cárcel donde se encierra, sino el punto central de ese inmenso mar que tiene su centro en Él, del que salen las ondas y a Él vuelven en un continuo fluir de vida verdadera. Nuestra procesión en medio de la naturaleza me lo hace revivir cada año.
F. Brändle

Santísima Trinidad

“A Tí, gloria y alabanza por los siglos”. Me preguntaba: ¿Cómo vivir esta exclamación, tan propia del día en que celebramos el misterio de la Santísima Trinidad? No puede referirse a una pura exclamación de los labios, había que llenarla de contenido. Lo hacemos cierto en la liturgia, que quiere vivir lo que la exclamación encierra. Y sería el culmen de algo que ha de encerrarse en la vida de cada día. Mi vida hecha vida de Dios, no tiene otro camino que descubrir como hacerse teologal. Recordé lo que todos sabemos, tres son las virtudes que llamamos teologales. Porque sólo se pueden vivir con esa referencia directa a Dios, y las fui repasando. Vivir desde la fe, es llegar con la Sabiduría de Dios, la del Hijo, a descubrirlo todo en ese proyecto de Dios, que he de encarnar viviendo de fe todos los acontecimientos. Jesús, el Hijo, se me hacía cercano. Vivir desde el amor, es dejar de poner el yo como centro de mi actuar, de mi voluntad, y dejar que sea un amor totalmente gratuito, que nace del fondo, allí donde yo no alcanzo, pero está la fuente de la vida, que es el Espíritu. Finalmente, vivir desde la esperanza, es llegar a representarme la realidad, no desde lo que simplemente ve mi pobre entender, sino abierta a una promesa que no es premio, sino realidad bien fundada, más allá de mí mismo, en el origen y fin del universo, el Padre, que es todo Amor. En esa apertura constante que me posibilitan las virtudes teologales, entendí que mi Dios, el Dios de Nuestro Señor Jesucristo, es un misterio de relación personal, donde la persona, por ser más de lo que yo puedo entender, me abarca y me abraza, sin poder yo encerrarla en lo que llego a entender, sino es por ese amor con el que puedo exclamar: “A Ti, gloria y alabanza por los siglos”.
F. Brändle
Espíritu

¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Este es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad” (1Jn 5,6). Este versículo de la primera carta de San Juan, me ha envuelto durante esta semana que nos preparábamos para celebrar la fiesta de Pentecostés, la fiesta del Espíritu Santo. Agua, sangre, Espíritu. Tres realidades, que me llevan a descubrir la vida, que si la escribimos con mayúscula es la Vida de Jesús. En Él, así lo testimonia el Espíritu, está la fuente de agua viva, la sangre que se derrama por nosotros. Cuando me acercó a Jesús, siento su aliento de vida como agua que riega tantas realidades sedientas que encuentro en mi vida. Pero no sólo eso, su vida se me hace don maravilloso que se me da. Es la sangre entregada que se derrama, y me alcanza en mi pobreza para llenarme de su inmensa riqueza. Y lo que en todo esto se encierra lo expresa la gran fiesta que celebramos, se nos entrega el Espíritu. La vida de Jesús se hace Espíritu de vida para cada uno de nosotros. Es el Espíritu el verdadero testigo de Jesús, porque en Él se expresa lo que realmente es Jesús, el misterio de Dios entregado, que se encarna. Nuestra verdadera vida está amenazada por el mundo. No es fácil vencer los modos y maneras de vida inauténtica que puede ofrecernos nuestro propio egoísmo, que sería la visión de la vida que nos propone el mundo. Salir de nuestro egoísmo y entrar en la verdadera vida, es descubrirla en Jesús, con el testimonio del Espíritu. Jesús lo envía desde el Padre, pero si no nos abrimos a él, no descubriremos la verdad de Jesús, fuente de la verdadera vida, amor que se entrega de veras, sólo se descubren en Jesús, porque es quien vino con agua y con sangre, si el Espíritu nos lo muestra. Es el Espíritu el que me lleva a creer en Jesús y vencer el mundo, que no es juzgar al mundo, sino abrir desde mi vida los caminos que puedan salvar al mundo.
F. Brändle
Cuaresma con santa Teresa
En Batuecas, dentro de la austeridad y sencillez que envuelve nuestra vida, nos unimos al espíritu de Cuaresma viviendo intensamente los textos que la liturgia de la iglesia nos propone, y quisimos que nuestra oración silenciosa se envolviera también en ese talante de espera en la resurrección a través de los misterios de la pasión, con lo cual decidimos el viernes ante una cruz que colocamos en lugar preferente, comenzar a vivir esos momentos contemplativos impulsados por unos textos de Santa Teresa que queremos ofrecer en esta página al lector:

“Tenía este modo de oración, que, como no podía discurrir con el entendimiento, procuraba representar a Cristo dentro de mí, y hallábame mejor de las partes adonde le veía más solo. Parecíame a mí que estando solo y afligido, como persona necesitada, me había de admitir a mí. De estas simplicidades tenía muchas; en especial me hallaba muy bien en la oración del huerto, allí era mi acompañarle, pensaba en aquel sudor y aflicción que allí había tenido; si podía, deseaba limpiarle aquel tan penoso sudor; mas acuérdome que jamás osaba determinarme a hacerlo, como se me representaban mis pecados tan graves. Estábame allí lo más que me dejaban mis pensamientos con él, porque eran muchos los que me atormentaban. Muchos años, las más noches, antes que me durmiese (cuando para dormir me encomendaba a Dios), siempre pensaba un poco en este paso de la oración del huerto” (V 9,4)
“Si estáis con trabajos o triste, miradle camino del huerto; ¡qué aflicción tan grande llevaba en su alma!; pues con ser el mismo sufrimiento no la dice y se queja de ella. O miradle atado a la columna, lleno de dolores, todas sus carnes hechas pedazos por lo mucho que os ama: tanto padecer, perseguido de unos, escupido de otros, negado de sus amigos, desamparado de ellos, sin nadie que vuelva por él, helado de frío, puesto en tanta soledad, que el uno con el otro os podéis consolar. O miradle cargado con la cruz, que aún no le dejaban hartar de huelgo, Miraros ha él con unos ojos tan hermosos y piadosos, llenos de lágrimas, y olvidará sus dolores por consolar los vuestros, sólo porque os vais vos con él a consolar y volváis la cabeza a mirarle” CP 27)
F. Brändle
EL REGALO QUE YO QUIERO

Hoy, día de Reyes, queremos compartir con vosotros unos versos de Gloria Fuertes que muchos ya conocerán, pero que nos han ayudado a vivir este día en el silencio y la contemplación que se alcanzan en una vida sencilla, lo que ya se ha dado en llamar: la simplicidad de la vida:
EL REGALO QUE YO QUIERO
Yo no deseo un regalo
Que se compre con dinero.
He de pedir a los Reyes
Algo que aquí no tengo:
Pido dones de alegría
Y la canción del jilguero,
Y la flor de la esperanza
Y una fe que venza el miedo.
Pido un corazón muy grande
Para amar al mundo entero.
Yo pido a los Reyes Magos
Las cosas que hay en el cielo:
Un vestido de ternura,
Una cascada de besos,
La hermosura de los ángeles,
Sus villancicos y versos
Y una sonrisa del Niño,
El regalo que yo quiero
La Noche Clara

“ En el silencio / la noche clara / abre su seno / a la Palabra. Es la primera estrofa del villancico que compuso para nuestro desierto uno de sus moradores, que se firma Fray Bernabé de San José. Las dos notas de nuestro valle: el silencio y los cielos estrellados en noches tan claras que hacen muy cercanas las estrellas, nos sirven para hacer unas breves reflexiones navideñas y con ellas felicitar a nuestros amigos en la web.
“En el silencio”, cabe la admiración. Sí, admiramos en esas reproducciones iconográficas de nuestros “belenes” al Niño en el pesebre. ¡Qué belleza, juntar la inmensa riqueza de Dios encerrado en la pequeñez de una criatura humana, y ésta recostada en humilde paja! No caben en esta expresión de la hermosura modelos, ni formas preconcebidas, es la sencillez suma de la pobreza, del silencio, en el que cabe la plena admiración.

“La noche clara” Si, ahora es paradoja cierta, la luz de la noche clara es en Batuecas algo que sorprende. La silueta de todo a la luz de la luna se torna tierra de plata. En esos semblantes plateados se anhela ver al fin brillar la plena luz que se acerca y que los convierta en el oro vivo y brillante que han de ser para siempre. La llegada del Sol que viene de lo alto iluminará el seno plateado de una humanidad que busca ser iluminada.
Que estas fiestas del Nacimiento del Salvador te ayuden a contemplar la Hermosura divina y a dejarte iluminar por el Sol que nos llega.
F. Brändle
Inmaculada Concepción de María

El misterio de la Inmaculada Concepción de María ha despertado en multitud de creyentes el gozo de mirar la belleza en su sencillez, en su más limpia expresión encarnada en un ser humano. En Ella brilla la gracia en todo su esplendor, Ella es aquella mujer en la que la vida del Espíritu lo abarca todo. Es en Ella donde la naturaleza humana puede descubrirse en su gracia original, en total apertura por el Espíritu al Dios que se nos da, que nos llama a la comunión con Él
Recordar el momento de su Concepción en este día es despertar en nosotros el deseo de alcanzar esa medida de plenitud y gracia, más allá de la limitación del pecado que nos envuelve, es venir a considerar que en el proyecto de Dios la criatura humana ha sido llamada a esa plenitud de gracia que brilla en Ella desde el momento de su Concepción.Lejos de sentirla lejos y separada, celebrar sus misterios nos la hace cercana y llena de ternura. Contemplar el Misterio de la Inmaculada a través de los cuadros que lo evocan nos acerca a María abierta a Dios y abriendo el camino a los hombres para encontrarlo.
F. Brändle
Ejercicios Carmelitas On Line – Adviento 2019

Ejercicios Carmelitas On Line Adviento 2019
Preparar el camino al Señor
Con Nuestra Señora del Monte Carmelo
Prepárate para la próxima Adviento con los Carmelitas Descalzos. Al completar el formulario a continuación, se registrará de forma gratuita para los «Ejercicios Espirituales on line» para la Adviento 2019.
Los Ejercicios Espirituales Carmelitas on line son gratuitos: puede registrarse o darse de baja en cualquier momento.
Invite a sus amigos y conocidos a participar en los ejercicios enviando esta página web:
Si tiene alguna dificultad para registrarse o si tiene algún problema, envíenos un correo electrónico a : retiro-online@karmel.at.
¡Le deseamos un Tiempo de Advientoa bendecido por el Señor y gozosos Ejercicios Espirituales diarios!
