Textos monásticos de todos los tiempos: Elogio del cínico

cinico

Los monjes de todos lo tiempos se han adentrado en la experiencia común del Misterio divino. Aun perteneciendo a distintas tradiciones religiosas, tienen muchas cosas que les asemejan. La totalidad de su entrega, el descubrir que sólo hay una cosa necesaria: Dios, y la pedagogía que les dispone a la experiencia sagrada, constituyen un universo familiar para todos ellos.

A partir de ahora os iremos presentando diversos textos de esta rica tradición monástica milenaria, no tanto para leerlos y olvidarlos, sino para rumiarlos en la soledad, pues de ella surgieron.

ELOGIO DEL CÍNICO

No es el hábito lo que hace al cínico, ni la larga barba. Y en primer lugar nadie lo es sin vocación. Empezar una cosa tan grande sin ser llamado, sin la ayuda de Dios, es exponerse a su cólera.

El cínico debe ser indiferente ante la vida, la muerte, el destierro. ¿ Puede por ventura ser realmente desterrado? A cualquier parte que vaya, ¿ no podrá conversar con Dios)

Debe predicar con el ejemplo. Miradme, no tengo ciudad, ni casa, ni dinero, ni esclavo. Me acuesto sobre la tierra desnuda. No tengo mujer ni hijo, pero poseo el cielo y la tierra y un pobre manto. ¿ Qué me falta?

Epicteti disertationes ab Arriano digestae 3,22.