PADRE MIGUEL GUTIÉRREZ – DESCANSE EN PAZ EL INFATIGABLE MISIONERO

2 enero 1939 – 8 abril 2022

La noticia de la partida inesperada de nuestro querido padre Miguel nos deja a todos un vacío y una pena llenos de profundo agradecimiento y emoción. Desde el momento en que se ha ido sabiendo la noticia me llegan de muchas partes mensajes de condolencia y de reconocimiento, expresiones tan sinceras de cariño y vivo aprecio por la persona del padre Miguel, hermano, padre, amigo… Ayer me comentabas el vacío que deja su partida, que desde ahora a Batuecas le falta una lámpara encendida, constante, firme irradiando siempre en estos años  fuerza misionera a la contemplación y ardor apostólico al silencio del desierto.

En nombre de toda la Orden, de todos los carmelitas de África y de España, doy gracias a Dios de todo corazón por la vida y la entrega del padre Miguel. ¡Qué orgullo y qué honor haber tenido el don precioso de un Misionero íntegro de alma y cuerpo, que durante 50 años se gastó y desgastó sin respiro y sin reservarse nada para sí al servicio de todos! Cien por cien Misionero y cien por cien contemplativo, como le gustaba tanto decir, y, sobre todo, tal cual él vivía.

El padre Miguel es testimonio de lo mejor de un Carmelita, entregado hasta la médula a la misión que Dios le encomendó, sin otro interés propio que darse a los demás. Un vacío grande nos deja, pero, sin ninguna duda su ausencia se convierte para todos nosotros, en Batuecas, en la misión, en el Congo, en África, en España, a partir de ahora en una presencia, mucho más viva, mucho más eficaz, mucho más ‘molesta’ para sacarnos de nuestra comodidad tranquila y empujarnos a todos a dejarnos contagiar de su ardor, de su insistencia Misionera y evangélica irrefrenable.

Tres encuentros cruciales recuerdo de él:

1989, nos encontramos en el convento de Toulouse, había salido de la misión para hacer un año y obtener la licencia en filosofía. Daba muchas asignaturas de teología y quería poder dar también filosofía. Admirable afán de aprender, excelente profesor, casi sin papeles. Me sobrecogió su lucha por mejorarse, por crecer también intelectualmente.

2016, fui con sus antiguos compañeros misioneros a recibirlo al aeropuerto de Madrid. Venía definitivamente, después de 50 años en la misión, con una pequeña mochila roja que yo le había regalado. Después de 50 años solo traía algunas cosas que cabían en una pequeña mochila. Se traía a sí mismo, como los auténticos misioneros, nada en los bolsillos, y el corazón rebosante de vida, de nombres, dispuesto para otra misión. Venía encorvado por la caída en aquella trampa, que dejó doblado su cuerpo, pero nunca doblegada su alma entusiasta.

2019, en mi visita a Batuecas, la presencia de Miguel, en su silla a la derecha de la capilla, orando, recordando a los laicos que estaban presentes, todos los acontecimientos, los cumpleaños, las fechas importantes… memoria viva de un contemplativo misionero.

Incomódanos y espabílanos querido Miguel, querido Guti, querido hermano. ¡Qué suerte la de haberte conocido y haberte tenido entre nosotros. ¡Qué suerte que ahora te tenemos más cerca! Bendice a Batuecas, ahora que puedes hacerlo con mucha más eficacia. Seguro que no vas a dejar de molestar en el cielo a todos, hasta salirte con la tuya, seguro que los vas a cansar recordándoles las cosas de la Misión, de la formación, de las jóvenes vocaciones, seguro que ahora podrás pedir vocaciones para Batuecas, y hablar al corazón de cada uno de nosotros para empujarnos y contagiarnos. No dejes de hacerlo, te necesitamos todavía mucho más ahora. Te encomiendo toda la Orden, la pongo bajo tu cuidado. Confío en tu valiosa intercesión y tu terca oración.

Gracias Francisco, gracias a vosotros hermanos que habéis sido sus compañeros de la última hora, gracias a toda la familia de Miguel, a todos los amigos de Batuecas, a todos los misioneros de antes y de ahora, gracias a todos los que vivís este momento de despedida como un momento de gracia y de envío a la Misión más importante, la que se juega en este momento. A todos vosotros, un abrazo lleno de afecto y de agradecimiento misionero y contemplativo. Acoge, Señor, a tu hijo Miguel, siervo bueno y fiel de tu viña, gracias por el regalo tan precioso de su vida para todos nosotros. Hasta pronto, Miguel. Mientras tanto, nos conforta saberte aquí, lámpara viva que nunca se apaga. Gracias a Dios por tu vida, de todo corazón.

P. Miguel Márquez Calle, General OCD

El P. Jesús Gutiérrez Portero (Fr. Miguel de los Sagrados Corazones) nació en Bernuy de Zapardiel (Ávila) el 2 de enero de 1939. Profesó en Segovia el 6 de agosto de 1957 y recibió el presbiterado el día de N. P. San José de 1965. Desde 1966 misionero en el Congo (entonces Zaire). Massisi, Nyakariba, Kananga, Bukavu y Goma son nombres que asociamos a su peripecia misionera y a su apasionado modo de ser misionero y contemplativo.

En 1997 se le encomendó la fundación de Costa de Marfil. Volvió a Goma y Bukavu como profesor regresó a Salamanca en 2016. Se incorporó a la comunidad de Batuecas en 2017, donde ha completado su misión apostólica y contemplativa.

Entrevista al Padre Miguel

https://www.rtve.es/play/videos/ultimas-preguntas/ultimas-preguntas-19-09-10/880708/

BEAS DE SEGURA, LUGAR DE ENCUENTRO

La localidad de Beas de Segura en la provincia de Jaén es el lugar escogido por Teresa de Jesús para su décima fundación. Ella misma nos narra con todo detalle en el capítulo 22 de Fundaciones lo costoso que fue conseguir los permisos necesarios. Lo que la santa abulense desconocía era que aunque civilmente pertenecía esta villa a Castilla, a nivel eclesiástico era dependiente de Andalucía y no tenía permiso para fundar en este territorio. Después de muchos apuros, se inaugura esta nuevo palomarcito el día de San Matías, el 24 de febrero, de 1575.

La Madre Teresa pensaba ir desde Beas a Caravaca, pero sus planes se ven trastocados ante la visita del P. Jerónimo Gracián de la Madre de Dios que incita a la Mística Doctora a fundar en Sevilla en vez de Caravaca. En Beas de Segura tiene lugar el primer encuentro entre Teresa y Gracián; allí se conocen el volcán y la montaña. Este encuentro es el inicio de una amistad profunda, verdadera y comprometida que provocará con el paso del tiempo espectaculares y atronadoras tormentas en el Carmelo Descalzo.

Teresa de Jesús no viaja sola, le acompañan, entre otras, dos compañeras que se convertirán en fieles transmisoras del carisma teresiano no sólo dentro de las fronteras de España, sino más allá de Los Pirineos. Hablamos de María de San José y Ana de Jesús. Esta última es nombrada priora de la comunidad recién establecida y María continúa el viaje con Teresa hacia Sevilla donde quedará como testigo y recuerdo de la Mística Doctora en la capital del Guadalquivir y más tarde en Lisboa. La estancia de Teresa en Beas es breve pero intensa; apenas tres meses en los que su vida da un giro importante al conocer en persona al P. Gracián.

No sólo es punto de encuentro para la Madre Teresa, sino también para Ana de Jesús. A los pocos años de haberse fundado el palomarcito junto al Segura fray Juan de la Cruz es enviado al cercano conventico del Calvario. En Beas madura y fructifica el trato entre la Madre Ana de Jesús y el P. Juan de la Cruz que se conocieron cuando ésta iba junto a

Teresa a la fundación Salamanca e hicieron un alto en el camino en Mancera donde se encontraba fr. Juan. El Calvario se encontraba cerca de Beas, por lo que Juan de la Cruz visitaba semanalmente a sus hermanas para confesarlas y guiarlas por los caminos del espíritu hacia el encuentro con el Amado además de ayudarles en el aderezo de la casa. Fr. Juan queda prendado de la Madre Ana, descubre en ella a una gran mujer que será quien extienda el Carmelo Descalzo más allá de la geografía hispánica. A tanto llegó esta relación espiritual que fr. Juan llegará a dedicar una de sus principales obras, el Cántico espiritual, a esta insigne carmelita descalza.

En este 24 de febrero de 2011 queremos recordar el 436 aniversario de la fundación del palomarcito de Beas, y con él a nuestros Santo Padres Teresa de Jesús y Juan de la Cruz así como a sus fieles seguidores y transmisores de su mensaje: Jerónimo Gracián de la Madre de Dios, María de San José y Ana de Jesús. Todos ellos vivieron en Beas de Segura un jalón importante de su existencia que influyó positivamente en la proclamación, difusión y defensa del carisma teresiano.

Fr. Rafael Pascual OCD

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO DE 1568

Hoy, 28 de noviembre de 2010, celebramos el primer domingo de Adviento que nos anima a caminar hacia la Noche de Navidad en la que recordamos el Nacimiento de Dios en el portal de Belén. Pero para todo el Carmelo Descalzo es un día muy especial, hoy conmemoramos la primera fundación de frailes carmelitas descalzos en el “lugarcillo de Duruelo”.

Ocurría también un 28 de noviembre y la Iglesia celebraba, al igual que hoy, el primer domingo de Adviento, pero hablamos del año 1568. Justamente un 28 de noviembre de 1568 nacía el Carmelo Descalzo masculino. Los primeros descalzos fueron fray Antonio de Jesús, fray Juan de la Cruz y fray José de Cristo; tres hombres decididos que dejaron todo por seguir a Cristo según el ideal iniciado por Teresa de Jesús. La Santa de Ávila no se conformaba con ir fundando palomarcitos femeninos por la Vieja Castilla del s. XVI, quería otros palomares en los que se formaran los guías espirituales de sus hijas las carmelitas descalzas y que a la vez llevaran en mensaje del Evangelio por pueblos y ciudades ya que ellas sólo podían hacerlo desde el silencio y oración de la clausura.

Teresa de Jesús no daba ninguna batalla por perdida y al fin consigue su deseado anhelo. En Duruelo, en un rincón perdido de la meseta castellana entre Ávila y Salamanca se abría la puerta del “portalito de Belén” que con gran cariño bautizó así la misma Teresa en su libro de Las Fundaciones. En este libro, en el capítulo14, nos hace un completo y novelado compendio de esta fundación tan importante para la historia carmelitana.

Duruelo es un lugar que para todo hijo de Santa Teresa no deja indiferente: poder pasear por los caminos que tantas veces recorrería a pie descalzo Juan de la Cruz; orar en el mismísimo lugar de nacimiento del Carmelo Descalzo masculino; contemplar el paisaje de encinas, dehesas y ganados que dieron vida al Portal de Belén del Carmelo Descalzo; respirar el aire que nos empuja y nos lleva saborear de otra manera el Cántico espiritual, la Subida del Monte Carmelo, la Noche oscura, la Llama de amor viva, La Fonte que mana y corre, …; todo ello y mucho más es un regalo que cada vez que vamos a este emblemático y entrañable lugar recibimos a manos llenas de parte de Dios.

Todos los años se conmemora esta fecha; este año hemos de recordarla de manera especial ya que coincide en todo con aquel 28 de noviembre de 1568. El Carmelo Descalzo masculino dio aquí sus primeros pasos y hoy los sigue dando a lo largo y ancho de todo el mundo después de 442 años de una historia que merece la pena ser contada con detalle, sosiego y mucho candor.

 

 

Fr. Rafael Pascual Elías OCD

REPARANDO SANDALIAS

A los 26 años de edad se dio cuenta que no podía vivir lejos del servicio a Dios, así que tomó una seria decisión: ingresó a la recién formada comunidad de los Carmelitas en la calle Vaugirard en París, como un hermano laico. Corría junio de 1640. A mediados de ese mismo año, fue recibido oficialmente, y adoptó el nombre de Lorenzo, probablemente inspirado en un religioso de su ciudad a quien había admirado mucho. Como novicio vivió severas pruebas y también grandes decepciones. Según confesión propia, muchas veces quedó en evidencia su torpeza natural, por lo cual temía ser despedido.

Pasados los dos años de noviciado hizo su profesión de votos, en agosto de 1642, a los 28 años de edad. Louis de Sainte-Thérése, su superior, resumió la vocación de este hermano laico con la expresión «oración y trabajo manual».

El primer trabajo que le asignaron después de su profesión fue el de cocinero de la Comunidad, que estaba compuesta por más de cien miembros. Sin embargo, la cocina se hizo muy difícil para alguien físicamente discapacitado, así que tras 15 años de labor, le asignaron un trabajo en que pudiera estar sentado. Fue designado como reparador, y luego fabricante de sandalias. Pero a menudo regresaba a la cocina para ayudar. Al hermano Lorenzo le fueron encomendadas también otras tareas como, por ejemplo, comprar el vino. Para ello debía desplazarse largas distancias, a veces por río; labor que le era muy difícil, porque, como él mismo dice, «cojo de una pierna, sólo podía moverme del bote rodando sobre los barriles». En esos viajes conoció a mucha gente, que quedaba impresionada por su piedad. Muchos de ellos acudían después a él en busca de consejo espiritual.

Poco a poco la influencia del «reparador de sandalias» creció, y no sólo entre los que solía ayudar y aconsejar, sino que mucha gente instruida y religiosos venían a él desde distintos sitios. Uno de sus biógrafos, que le conoció personalmente, dice que llegó a ser venerado por «todo París». Aunque esto pueda resultar una exageración, lo cierto es que todos quienes le conocían apreciaban mucho conversar con él, pues siempre se respiraba en su compañía la presencia de Dios. Él les enseñaba en forma sencilla cómo caminar con Cristo.
 
Cierta vez, interrogado por alguien de la misma Comunidad (a quien estaba obligado a responder), acerca de cómo había logrado ese habitual sentido de Dios, el hermano Lorenzo le dijo que desde su llegada a ese lugar, él había considerado a Dios como el objetivo y el fin de todos sus pensamientos y deseos. (Continuará…)

Déjate amar…

«El Señor la ama enormemente». La ama con aquel amor de predilección que el Maestro tuvo aquí en la tierra a algunas personas y que las llevó tan alto. El no le dice como a Pedro: «¿Me amas más que éstos?» [Jn 21,15]. Madre, escuche lo que a usted le dice: «Déjate amar más que éstos!». Es decir, sin temer que algún obstáculo pueda ser obstáculo para ello, pues yo soy libre de derramar mi amor sobre quien me plazca.
Déjate amar más que éstos»: ésta es tu vocación. Siendo fiel a ella, me harás feliz, pues así ensalzarás el poder de mi amor. Y ese amor podrá rehacer lo que tú hayas deshecho. «Déjate amar más que éstos»(…)

 

Madre, «déjese amar más que éstos». Así quiere su Maestro que usted sea alabanza de gloria. Él se alegra de poder construir en usted, mediante Su amor, para Su gloria. Y quiere hacerlo Él solo, aunque usted no haga nada para merecer esa gracia, a no ser lo que sabe hacer la criatura: obras de pecado y de miseria… Él la ama así. Él la ama «más que a éstos». Él lo hará todo en usted y llegará hasta el final. Pues cuando Él ama a un alma hasta ese punto y de esa manera, cuando la ama con un amor inmutable y creador, con un amor libre que todo lo transforma según su beneplácito, ¡entonces esa alma volará muy alto!

 

6. Madre, la fidelidad que el Maestro le pide consiste en vivir en comunión con el Amor, en desaparecer y arraigarse en ese Amor que quiere sellar su alma con el sello de su poder y de su grandeza.
Usted nunca será una del montón si vive alerta al Amor. Y en las horas en que lo único que sienta sea abatimiento y cansancio, aún le seguirá agradando si permanece fiel en creer que Él sigue actuando, que Él la ama a pesar de todo, e incluso más, porque su amor es libre y es así como quiere ser ensalzado en usted. Y entonces usted se dejará amar «más que éstos».

 

Sor Isabel de la Trinidad

 

Diversidad de metáforas monacales (y III)

(El autor de este trabajo es Juan Yennis, carmelita de alma. Vive en San Antonio, Texas. Su inquietud por la espiritualidad del Carmelo y por el tema del Desierto carmelitano le han llevado a reflexionar sobre estos temas)

Diversidad de metáforas monacales (y III)

III. La metáfora del Desierto Carmelitano

El pequeño espacio institucional que dentro del Carmelo está constituido por la tradición de los desiertos de frailes, como el de Batuecas, congenia mejor con el mundo metafórico del San Juan de la Cruz ascético de la Noche que con el del extático de la Llama. Sin embargo, me consta que el tenor de esta espiritualidad de la noche allí no es ni sombrío ni demasiado insistente sobre su propio peso ascético. Sigue leyendo «Diversidad de metáforas monacales (y III)»

Nuestros Venerables: P. Valentín de S. José

P. VALENTÍN DE SAN JOSÉ
(por Gonzalo Rodríguez L.)

Nace en Castilfalé (León). De padres profundamente cristianos que supieron hacer de su casa una Iglesia doméstica, de la que naturalmente brotaron abundantes vocaciones entre sus hijos. De la etapa infantil del P. Valentín poco sabemos. Quizá por influjo de dos de sus hermanos mayores que habían ingresado en el Carmelo teresiano, ingresó a los trece años en el colegio preparatorio de Medina del Campo. Su madre acababa de fallecer recientemente.

Tomó el hábito en Segovia en 1913, e hizo su primera profesión en 1914. En 1917 hará la profesión solemne en Ávila. En esta ceremonia predicará su hermano, Eusebio del Niño Jesús, que morirá mártir en la guerra civil, y hoy día recientemente beatificado.

Es destinado a Cuba para evitar el servicio militar, y es allí donde se prepara para el sacerdocio, formado por su propio hermano. Llegado el momento recibe la Ordenación sacerdotal en Cienfuegos (Cuba)

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Nuestros Venerables: P. José María del Monte Carmelo (P. Cadete)

P. JOSÉ MARÍA DEL MONTE CARMELO ( P. CADETE)
(por Gonzalo Rodríguez L.)

Nació en la hermosa ciudad de Vigo el 15 de Octubre de 1763. De sus años anteriores a su ingreso en la Orden del Carmen apenas tenemos noticia. De muy niño fue trasladado al palacio de Miraflores (Asturias), donde aprendió las primeras letras. Sus padres le inclinaron a la carrera de las armas. A sus 15 años empieza su carrera militar y en 1872 tenemos al joven cadete en el campo de Gibraltar, formando parte del ejército español. En 1784 prosiguió sus estudios de ampliación militar en la academia de Barcelona.

Todo parecía sonreír al joven cadete: juventud, estudios, gran porvenir en la carrera militar. Y sin embargo, el noble oficial no sentía satisfacción plena. En sus cartas de esta época va mostrando poco a poco un cierto desencanto de su carrera militar y un gran amor por las cosas eternas y una inclinación cada vez mayor por abrazar la vida religiosa.

Los primeros pasos religiosos de nuestro oficial fueron hacia la Cartuja; pero no logró el intento y aconsejado por unos religiosos Paúles, pidió el hábito de Santa Teresa por la Cuaresma de 1786, en el noviciado de Valladolid. Tenía 23 años. Después de sus votos, estudió la filosofía en Ávila y la Teología en Salamanca; en Segovia terminó sus estudios canónico-morales. Estando en este convento de Segovia, deseoso de más soledad pidió al provincial ser perpetuo del Santo Desierto de San José de Batuecas.

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Nuestros Venerables: P. Tomás de Jesús

Hoy inauguramos una nueva sección dentro de esta ventana del Monasterio de S. José de las Batuecas: Nuestros Venerables.

En ella iremos desgranando la vida de los principales monjes que vivieron entre estas paredes, aquellos que hicieron posible que nuestro Monasterio sea lo que es, que el espíritu de nuestra orden carmelitana – aquel que S. Juan de la Cruz y Sta. Teresa de Jesús soñaron para el mundo – se hiciese vida. Ellos son ejemplo para quienes tomamos su testigo, y para todos aquellos que desean hacer de la caridad el centro de sus vidas.

Y el primero de ellos es el Padre Tomás de Jesús, fundador de nuestro Monasterio.

P. TOMÁS DE JESÚS
(por Gonzalo Rodríguez L.)

Tomás Díaz Sánchez Dávila nace en Baeza ( Jaén) en 1564, de padres no muy ricos, pero nobles y piadosos. Estudió artes y Teología en Baeza. En 1583 comenzó la Jurisprudencia en Salamanca. Ya había concluido los estudios cuando, tras la lectura de las obras de Santa Teresa de Jesús, se decidió a tomar el Hábito del Carmen Descalzo. Hizo el noviciado en el convento de Valladolid. Profesó el 5 de Abril de 1587 en manos del P. Gracián, recibiendo el nombre de Fray Tomás de Jesús. Siendo todavía novicio le encargaron la redacción del primer ordinario que tuvo la Orden. Dos años después de su profesión fue destinado, como profesor de teología, al convento de Sevilla.

Su salud fue siempre delicada. Padecía frecuentes insomnios, pero los supo aprovechar bien. En ellos se dedicó a estudiar la historia antigua del Carmelo, la Regla primitiva, los orígenes orientales de la Orden. Estudiaba, pensaba y escribía, al mismo tiempo que procuraba captar el ambiente carmelitano de su tiempo.

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Historia, carisma y vida cotidiana

Historia

Hace muchos años, en un lejano país de medio oriente, en una montaña llamada el Carmelo, donde vivió el profeta Elías, surgieron unos ermitaños. Lo habían dejado todo en occidente: familia, tierras y futuro. Unos habían llegado a Tierra Santa como peregrinos, otros como cruzados. Fue allí donde se sintieron llamados por Dios, se retiraron a unas cuevas e hicieron en medio de ellas una capilla dedicada a la Virgen María (s. XII). Con los años pasaron a Europa y se hicieron mendicantes y apostólicos, pero sin dejar de ser contemplativos.

Más tarde, en el s. XVI, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, miraron con añoranza aquel origen remoto y santo, y fueron llamados por Dios para dar al Carmelo un nuevo vigor. Así nació el Carmelo descalzo, que se ha caracterizado por ser contemplativo y activo al mismo tiempo, aunque desde el origen existieron conventos especialmente dedicados a la oración.

Nuestro monasterio se fundó en el año 1599 en el valle de Batuecas por el venerable Fr. Tomás de Jesús. En su origen está el modelo de los antiguos ermitaños del Monte Carmelo, de su soledad, su pobreza, su contemplación, y de los monjes del desierto de Egipto, de ahí que se llame “Desierto” de San José de Batuecas. También la arquitectura del monasterio siguió el mismo modelo antiguo: una Iglesia rodeada de ermitas. En 1836, con la desamortización, fue expropiado el monasterio. Lo recuperó Santa Maravillas de Jesús, carmelita descalza, en el año 1936. Aquí vivieron ella y sus monjas hasta que lo cedieron a los frailes, que volvieron a habitarlo en 1950.

Carisma

El carisma que ha definido siempre a nuestra Orden del Carmen Descalzo es el contemplativo. Los demás elementos, como la pobreza, el apostolado y la fraternidad, nacen de la experiencia interior y la enriquecen. Santa Teresa dice a sus monjas: todas las que traemos este hábito sagrado del Carmen somos llamadas a la oración y contemplación, porque éste fue nuestro principio, de esta casta venimos, de aquellos santos Padres nuestros del Monte Carmelo, que en tan gran soledad y con tanto desprecio del mundo buscaban este tesoro, esta preciosa margarita de que hablamos [la contemplación].

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