Yo siempre estaré contigo

Amiga/o, quienquiera que abras esta página web, bienvenido seas. Espero poder ofrecerte una reflexión sencilla, con la que compartir el silencio creador de este valle de Las Batuecas.

            Me identifico en muchas ocasiones con los sentimientos del salmista. Me parece que sus sentimientos, leídos a la luz de la revelación en Cristo, se transforman en una visión tan positiva de la historia y la naturaleza que su lectura se hace fuente de esperanza, incluso en las situaciones más adversas. Así lo descubrí al leer el salmo 72. Es fácil que sintamos la gran tentación de envidiar a quienes parecen disfrutar de una vida llena de éxitos, incluso su arrogancia puede llegar hasta atreverse con el cielo. Nos puede seguir creciendo la tentación del desánimo, que para nada vale mantener limpio el corazón.

Pero el salmista me ayuda a reflexionar, obrar de esa forma me haría renegar de la estirpe de los hijos que nacen de la fe y del espíritu. La dura situación en que se puede encontrar el salmista le lleva a pensar que aquellos que aborrecen a Dios, serán de El aborrecidos. Mira su situación y cambia de perspectiva. El versículo no tiene desperdicio: “Yo siempre estaré contigo, tú agarras mi mano derecha, me guías según tus planes y me llevas a un destino glorioso” Lo bueno es estar junto a Dios, hacer del Señor nuestro refugio.

Confieso que la lección del salmista es hermosa, no se alcanza tan fácil ese desprendimiento de uno, y esa confianza tan plena, pero es sin duda la meta a la que debemos aspirar.

Fray Francisco Brändle

El Contemplativo y el mundo (2 de 3)

¿Es el contemplativo un hombre ajeno al mundo? ¿Se siente el contemplativo un ser extraño, sin misión y casi desterrado? ¿Tiene algo que decir hoy el contemplativo a los hombres sus hermanos?

La historia de los hombres en relación al misterio de Dios se puede comparar a la trayectoria que hace la tierra alrededor del sol. Unas veces la tierra está más cerca del sol y los rayos de éste le dan en toda su potencia. Otras veces se va alejando más y más y los rayos del sol llegan más débiles. Pero cuando parece que se va a alejar del todo, la tierra da una vuelta y comienza de nuevo el acercamiento. Sigue leyendo «El Contemplativo y el mundo (2 de 3)»