Los monjes de todos lo tiempos se han adentrado en la experiencia común del Misterio divino. Aun perteneciendo a distintas tradiciones religiosas, tienen muchas cosas que les asemejan. La totalidad de su entrega, el descubrir que sólo hay una cosa necesaria: Dios, y la pedagogía que les dispone a la experiencia sagrada, constituyen un universo familiar para todos ellos.
A partir de ahora os iremos presentando diversos textos de esta rica tradición monástica milenaria, no tanto para leerlos y olvidarlos, sino para rumiarlos en la soledad, pues de ella surgieron.
Después de estudiar los Vedas conforme a las normas, después de engendrar hijos conforme a la ley sagrada y después de ofrecer sacrificios conforme a su capacidad, debe dirigir su espíritu a [alcanzar] la liberación final…
Partiendo de su casa provisto de todos los medios de purificación, que camine en absoluto silencio y sin prestar atención alguna a todo lo que se le ofrezca que sea capaz de distraerle.
Que camine siempre en soledad, sin compañía, a fin de alcanzar [la liberación final], plenamente convencido de que el solitario que ni abandona ni es abandonado obtiene el fin que busca.
No poseerá fuego ni morada y habrá de acudir a las aldeas en demanda de su alimento, se mostrará indiferente a todo, firme en su propósito, meditando y concentrando su pensamiento en Brahman…
No deseará la muerte ni deseará la vida. Esperará que le llegue el momento designado, como un criado espera el pago de su salario…
Puestas sus delicias en lo que se refiere al âtman, sentado, independiente, enteramente privado de todo gozo sensual, con sólo su propia compañía, vivirá en este mundo deseando la bienaventuranza…
Dominando sus sentidos, destruyendo el amor y el odio, absteniéndose de causar daño a las criaturas, se hará digno de la inmortalidad.
Leyes de Manu 6
[Foto: Santo amarillo, de Heart Industry]