
Nuestra comunidad ha vivido unos momentos llenos de emoción al orar toda la comunidad, conforme se nos proponía a los carmelitas descalzos de la Provincia Ibérica, en un hondo clima de presencia de Dios, favorecida por la escucha de su Palabra y la de sus testigos, nuestros santos del Carmelo.
Sí, ahí está la pandemia, y con dolor le decimos a Dios que pase de nosotros. Sí ahí esta la pandemia, y con humildad le decimos a Dios que todo lo ordene para que podamos crecer en humanidad desde ella. Sí ahí está la pandemia, y con confianza le decimos que no nos deje. Sí ahí está la pandemia, y queremos ponernos en su manos. Hemos recordado a quienes sufren con dolor estos momentos y nos han comunicado su situación. Hemos querido abrir caminos de esperanza, abriendo nuestros corazones a una nueva primavera, y nos hemos unido a la Iglesia y al Papa orando con sus palabras. Nuestro lugar privilegiado no nos separa de nadie, nos une a todos. Nuestro lugar privilegiado quiere seguir siendo, cuando así se pueda, un lugar de encuentro, entre los hombres en la verdad y el amor.
F. Brändle