
Nos disponemos para emprender nuestro camino, preparamos nuestros pies y nuestro corazón para abrirnos a la sorpresa que siempre trae el camino al corazón pobre de quien no juega a conocer el regalo que le aguarda. Nos disponemos para caminar unidos, sabiendo que nuestros pies pisan el mismo suelo que cualquier ser humano en todos los rincones del mundo. Nuestro camino de ermitaños que salen de su soledad y recogimiento, nos une a todos los peregrinos del mundo que buscan un hogar, una casa, una patria. En los pies de todos los peregrinos que sienten la incertidumbre, la noche, el no saber y la soledad. Que nuestro camino sea una comunión y una súplica por cada uno. Antes de comenzar sabed y sentid, hermanos, que todos nuestros pasos son en la palma de la mano de Dios.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre vosotros y os acompañe siempre.
P. Miguel Márquez Calle OCD

No podemos concebir la contemplación como algo inmóvil, fijo, estable, estático… La contemplación se da en el camino que es la vida, entendida como búsqueda que cada uno emprende, hasta encontrar su sentido último, su más profundo centro, su más genuino origen generador de verdadera vida. Si ello es así caminar es un hermoso gesto para quienes buscan ser contemplativos en la vida.

Conscientes de ello quienes vivimos en Batuecas, como comunidad, venimos haciendo una vez al año, un día de paseo. La meta la ponemos en lo alto, el monasterio de la Peña de Francia, en uno de los picos de la Sierra de Francia. La salida desde el hondón de nuestro valle. No es un simple paseo de recreo, es un camino arduo, pero lleno de sentido. Quien desde la paz del valle, se aventura a subir a las alturas, lo hace por ese deseo de descubrir la profundidad en la que se puede vivir, y la altura a la que se puede llegar. Lo hacemos en comunión. Caminar juntos, es recoger la experiencia de cada uno en la admiración de cuanto se va descubriendo. Es compartir lo poco que se puede llevar como alimento, beber de la misma fuente que ofrece sus limpias aguas al caminante. Es atravesar los mismos áridos canchales, o los inmensos bosques, es, claro que los es, compartir el cansancio de unos y otros, es llegar al fin a compartir gozosos la meta a la que se llega.
P. Francisco Brändle


