Textos monásticos de todos los tiempos: Reglas de la Comunidad del Qumrán

Los monjes de todos lo tiempos se han adentrado en la experiencia común del Misterio divino. Aun perteneciendo a distintas tradiciones religiosas, tienen muchas cosas que les asemejan. La totalidad de su entrega, el descubrir que sólo hay una cosa necesaria: Dios, y la pedagogía que les dispone a la experiencia sagrada, constituyen un universo familiar para todos ellos.

A partir de ahora os iremos presentando diversos textos de esta rica tradición monástica milenaria, no tanto para leerlos y olvidarlos, sino para rumiarlos en la soledad, pues de ella surgieron.

REGLAS DE LA COMUNIDAD DE QUMRÁN

En estos preceptos caminarán en todas sus residencias todos aquellos que se encuentren juntos: obedecerán, el inferior al superior, en cuanto concierne al trabajo y a los bienes; comerán en común, orarán en común y deliberarán en común.

En todo lugar donde haya diez personas del consejo de la comunidad, no faltará entre ellos ningún hombre que sea sacerdote. Cada uno según su rango, se sentarán ante él, y por este mismo orden se les pedirá su parecer en todos los asuntos.

Luego, cuando hayan dispuesto la mesa para comer y hayan preparado el vino para beber, el sacerdote alargará el primero su mano para pronunciar la bendición sobre las primicias del pan y del vino.
Donde haya diez, no ha de faltar uno dedicado constantemente al estudio de la ley, día y noche, en orden a mejorar el comportamiento mutuo. La multitud hará vela en común un tercio de cada noche todos los días del año con el fin de leer en el Libro, estudiar el derecho y orar en común
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Regla de la Comunidad 6,2-8