Cuaresma con santa Teresa

En Batuecas, dentro de la austeridad y sencillez que envuelve nuestra vida, nos unimos al espíritu de Cuaresma viviendo intensamente los textos que la liturgia de la iglesia nos propone, y quisimos que nuestra oración silenciosa se envolviera también en ese talante de espera en la resurrección a través de los misterios de la pasión, con lo cual decidimos el viernes ante una cruz que colocamos en lugar preferente, comenzar a vivir esos momentos contemplativos impulsados por unos textos de Santa Teresa que queremos ofrecer en esta página al lector:

Réplica del conjunto de Gregorio Fernández en procesión

 “Tenía este modo de oración, que, como no podía discurrir con el entendimiento, procuraba representar a Cristo dentro de mí, y hallábame mejor de las partes adonde le veía más solo. Parecíame a mí que estando solo y afligido, como persona necesitada, me había de admitir a mí. De estas simplicidades tenía muchas; en especial me hallaba muy bien en la oración del huerto, allí era mi acompañarle, pensaba en aquel sudor y aflicción que allí había tenido; si podía, deseaba limpiarle aquel tan penoso sudor; mas acuérdome que jamás osaba determinarme a hacerlo, como se me representaban mis pecados tan graves. Estábame allí lo más que me dejaban mis pensamientos con él, porque eran muchos los que me atormentaban. Muchos años, las más noches, antes que me durmiese (cuando para dormir me encomendaba a Dios), siempre pensaba un poco en este paso de la oración del huerto” (V 9,4)

            “Si estáis con trabajos o triste, miradle camino del huerto; ¡qué aflicción tan grande llevaba en su alma!; pues con ser el mismo sufrimiento no la dice y se queja de ella. O miradle atado a la columna, lleno de dolores, todas sus carnes hechas pedazos por lo mucho que os ama: tanto padecer, perseguido de unos, escupido de otros, negado de sus amigos, desamparado de ellos, sin nadie que vuelva por él, helado de frío, puesto en tanta soledad, que el uno con el otro os podéis consolar. O miradle cargado con la cruz, que aún no le dejaban hartar de huelgo, Miraros ha él con unos ojos tan hermosos y piadosos, llenos de lágrimas, y olvidará sus dolores por consolar los vuestros, sólo porque os vais vos con él a consolar y volváis la cabeza a mirarle” CP 27)

F. Brändle

¿Qué conversión nos enseña Santa Teresa?

El tiempo de Cuaresma es un tiempo propicio para la conversión o sea, ¡es tiempo de volver a Dios! Pidamos a Santa Teresa que nos ayude en esta tarea.

¿Qué conversión nos enseña Santa Teresa?

            Primero, me parece, que podemos hablar de una conversión que nos hace poner la mirada en Cristo. Es, al mismo tiempo, una invitación a la centralidad de Cristo y a no distraernos de lo esencial. Con mucha facilidad nuestra mirada o se vuelve a nosotros mismos o se vuelve a los demás. Pero, no en el sentido bueno de la caridad, sino juzgando o mirando con envidia, rencor, codicia… Si quitamos nuestra mirada del Maestro dejamos que se adentre en nuestra mente y corazón la oscuridad que ciega nuestros pasos. La conversión de Santa Teresa es una conversión a Cristo, a mirarle a Él, como único bien de su alma.

            Segundo, la conversión que nos enseña Santa Teresa es una conversión que nos hace ser solidarios con Cristo, que llena nuestro corazón de disponibilidad para compartir con Él sus sufrimientos y cargar su cruz. Es una conversión que nos hace acoger la voluntad de Dios en nuestras vidas. Es también la conversión que nos permite contemplar el rostro sufriente de Cristo en nuestros hermanos que como dice el Papa, están en las “periferias de la existencia”.

            Tercero, creo que podemos hablar de la dimensión eclesial y hasta humanitaria de la conversión teresiana. Si han pasado cinco siglos del nacimiento de Teresa de Ahumada y aún estamos beneficiándonos de su conversión. Quisiéramos que también nuestra vida fuera un poquito de esta luz que irradia en Teresa. Quisiéramos que aproveche a los demás todo lo que hemos recibido de Dios.

Pero, no queremos terminar esta meditación sobre la conversión de Santa Teresa sinpreguntarle cuál es el secreto de este hecho afortunado. En el Libro de su Vida,hablando de esta conversión escribe: “porque estaba ya muy desconfiada de mí y poníatoda mi confianza en Dios”. La conversión acontece cuando ponemos toda nuestraconfianza en Dios, este es el secreto

Fray Emmanuel María